Mexicano Andy Ruiz Jr. venció a Anthony Joshua y se convirtió en campeón mundial de peso completo. | Foto: Reuters
Mexicano Andy Ruiz Jr. venció a Anthony Joshua y se convirtió en campeón mundial de peso completo. | Foto: Reuters
Ricardo Montoya

Fulgurar y desaparecer forman parte del sendero habitual de todo boxeador que impacta al mundo con una victoria insospechada. Es extraño, pero para que una gesta sea efectivamente insólita tiene, casi de inmediato, que estar acompañada del descalabro posterior de su protagonista. Es así como ‘Buster’ Douglas, ‘El Hombre Cenicienta’ James Braddock, o Leon Spinks, por nombrar algunos pugilistas de la categoría máxima, contradijeron el favoritismo de los campeones con sus triunfos para luego desmoronarse en la siguiente pelea. Por eso mismo, , el gordito del que todos han hablado en los últimos días, tiene ante sí un desafió colosal: demostrar que el nocaut lírico que le encajó al hasta entonces imbatible Anthony Joshua no fue producto de la casualidad.

La revancha ya está pactada. Y, como la última vez, los pronósticos favorecen a Joshua. Lo anterior es explicable más desde los estereotipos que tienen los aficionados en la cabeza que desde lo meramente pugilístico. El británico, con una figura hercúlea, y con solo esa derrota en su registro, habrá de buscar la redención contra Ruiz Jr, un púgil más pequeño, con menor alcance de brazos y con excesivo tejido adiposo en su anatomía. Ha sido justamente ese impacto visual, y no sus carreras, lo que ha hecho que la imprevista victoria del retador ante el campeón se haya magnificado de forma desproporcionada en los medios. La biografía pugilística de uno y de otro no justificaban la abrumadora disparidad en las apuestas antes del primer combate, y ahora que se viene el segundo, tampoco. Un triunfo del ‘Destroyer’ de ascendencia mexicana pagaba 25 veces por dólar apostado. Lo que es descabellado si uno considera que si bien los números del monarca eran impresionantes –22 victorias de las que despachó a 21 antes del límite–, también lo eran las estadísticas de Ruiz. El ‘underdog’ de raíces aztecas acumulaba 22 nocauts en 32 peleas. Por si fuese poco, en los últimos combates el campeón indiscutido de la Asociación, de la Organización y de la Federación Mundial de Boxeo estuvo lejos de lucir en su mejor estado.

De todas formas, el grueso de los expertos, ahora que se avecina la revancha, cree que la actuación del inglés fue falaz y que, en un día normal, Joshua debiera despachar a Ruiz sin exigirse. Los críticos opinan que no solo su concepto como púgil estará en juego. También lo estará el tamaño de su corazón. Fue irritante para algunos aficionados la docilidad con que el inglés aceptó su derrota.

Otros, un grupo menor, en cambio, considera que el secreto del nuevo campeón estuvo en no dejarse intimidar por los mandobles del británico y en el seguir respondiendo a la artillería rival pese a que estuvo siendo, por momentos, vapuleado. En esa resiliencia entienden sus parciales puede radicar la clave para volver a tener una noche de gloria.

Fulgurar y desaparecer forman parte del sendero habitual de todo boxeador que sacude el orbe con un éxito imprevisto. Contradecir la tendencia con otra victoria resonante lo legitimaría ante los incrédulos ojos del boxeo.

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