MAJO FERMI @majofermi Enviada Especial de El Comercio a Tailandia
No había que ser peruano para disfrutar del partido de anoche. No había que ser un erudito del vóley para quedarse pegado al televisor. Lo de ayer fue un espectáculo a todo nivel: deportivo y humano. Perú, de la mano de Natalia Málaga, volteó el partido ante Italia luego de estar abajo dos sets a cero para terminar ganando 3 a 2. Demostramos por qué somos campeones sudamericanos. Pero, ¿cuáles fueron las claves de la victoria peruana?
Apretar el saque. Nuestros servicios estaban demasiados largos y la líbero italiana, Marianna Maggipinto, salvaba todo con facilidad. Natalia pidió acortar el saque, las chicas escucharon y la defensa europea se complicó.
El susto de Ángela Leyva. Al inicio del tercer set, la capitana y motor del equipo, se dobló el tobillo. Luego de caer, su grito se escuchó en todo el Perú. El resto de chicas se juntó, nerviosas, a ver qué pasaba. Ángela, sin embargo, volvió para seguir jugando y le inyectó fuerza al resto de sus compañeras. Fue un momento de quiebre en el partido. Allí empezó la remontada.
Reconexión. Sí, Perú por momentos perdió los papeles. Las jugadoras se cruzaban e iban todas a una misma bola o dejaban la pelota pensando que la compañera iba a responder. No obstante, supo recomponerse. La concentración y la comunicación volvió y cumplió con su papel: conseguir un juego ordenado en el que todas sumaran.
Presionar al rival. El subcampeón europeo no fallaba porque era menos que Perú. El partido se jugó de igual a igual y, técnicamente, fue bastante parejo. Pero nuestra Sub 18 supo acorralar al rival y hacerlas cometer errores no forzados que, finalmente, aprovechamos. Natalia analizó bien al contrario y planteó un excelente partido, cortando la viada italiana con oportunos tiempos técnicos.
El autocontrol. Hoy supimos mantener resultados. O por lo menos estamos encaminados a ello. Sí, en el primer set perdimos un parcial que casi era nuestro y en el tercero cedimos una ventaja de 11 puntos –íbamos 16-5-, pero estamos un paso más adelante. Cerramos parciales y nos quitamos el fantasma de perder los quintos sets.
La garra. Seguramente cuando íbamos abajo por dos sets a cero, algunos dieron por sentenciado el partido. Nuestras chicas, por el contrario, nunca bajaron los brazos. Con empuje, fuerza y ganas sacaron adelante un resultado en contra. De hecho, estamos acostumbrados a que nos remonten, pero esta vez sucedió lo contrario. A estas chicas les sobra corazón.
Revive los últimos puntos de infarto en el triunfo peruano