Qatar fue invitado por primera vez a la Copa América. También estará en la del 2020. (Foto: Reuters)
Qatar fue invitado por primera vez a la Copa América. También estará en la del 2020. (Foto: Reuters)
Guillermo Oshiro Uchima

Desde que se afilió a la FIFA en 1972, el máximo triunfo de la federación catarí fue la obtención de la sede del Mundial 2022. Aquella elección, que hasta hoy se sigue investigando por la compra ilícita de votos (el francés Michel Platini es el último salpicado por esas sospechosas gestiones), era lo único que relacionaba al fútbol con Qatar. Ni participaciones mundialistas ni logros deportivos. Solo informaciones de su exótica liga profesional cada vez que adquiría estrellas al borde de la jubilación daban cuenta de que el deporte rey era un minúsculo oasis en ese desierto millonario. Esa visión cambiaría el 1 de febrero de este año con el ‘deadline’ trazado en Abu Dabi: la selección granate conquista la Copa Asiática.

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Esa histórica victoria ante Japón en la final puso al descubierto el plan maestro de una nación que no solo busca cumplir los caprichos del emir de turno siendo sede de una Copa del Mundo, sino que aspira a ser una potencia deportiva. Los petrodólares le permite hacer volar su imaginación.

Todo empieza en el 2004, cuando se crea la Aspire Academy en Doha, un centro de alto rendimiento deportivo que cuenta con modernas instalaciones, todo tipo de tecnologías y los mejores profesionales en cada rubro. Es una fábrica para crear atletas en todas las disciplinas. Y una de ellas, por supuesto, es el fútbol. Ahí se capacita y forma a niños desde los 12 años, que son captados en todo el país para ser moldeados por grandes entrenadores de todo el mundo. Además, debido a la poca población que tienen buscan valores sobre todo en Sudán y Somalia. A esos chicos les ofrecen becas para que adopten a Qatar como su nación. Todos entrenan en la academia de lunes a viernes y los fines de semana vuelven a sus clubes para competir en los torneos nacionales.

Xavi Hernández, uno de los símbolos del Barcelona de Pep Guardiola y campeón del mundo con España en Sudáfrica 2010, da en el clavo cuando califica a la Aspire como “la NASA del deporte”. Desde hace cuatro temporadas juega en el Al-Sadd y en sus ratos libres colabora con las selecciones Sub 23 y Sub 19 de Qatar como asistente. “Es algo único, realmente espectacular. Hacen de todo y todo bien. Es increíble. Con las condiciones de entrenamiento que tienen, yo no dudaría [en que puedan tener campeones del mundo]”, explica uno de los alumnos más aplicados de La Masía del Barcelona.

En lo que respecta netamente al fútbol, Félix Sánchez fue reclutado en el 2007. Con más de una década trabajando con las divisiones menores del Barza, el técnico español empezó el proyecto de la Aspire con la Sub 16, que en aquella época solo contaba con 220 jugadores disponibles en todo el país. Confeccionó una estructura similar a La Masía para potenciar la velocidad y habilidad del catarí. Siete años después se vieron los primeros resultados: campeón de la Sub 19 de la Copa Asiática. Esa misma base creada en la academia fue la que se coronó este año en Emiratos Árabes Unidos, la que ya sorprendió a Paraguay en la Copa América (2-2) y la que jugará su propio Mundial en el 2022.

Qatar se repuso de un 2-0 e igualó el marcador frente a Paraguay y a partir de su buen juego, hizo que desde la tribuna canten "oles" en la fecha 1 de la Copa América 2019

“El jugador catarí, en general, es talentoso y, sobre todo, muy rápido, un aspecto que considero un plus. Sí, quizá no son excesivamente fuertes y altos”, describe Sánchez.

El resultado de este miércoles (4:30 p.m.) ante Colombia en la Copa América no cambiará la visión del estratega español. “Hace 14 años, cuando empezó todo esto, nadie se imaginó que podríamos ganar una Copa Asiática. El éxito de Qatar es la paciencia y la pasión que han puesto en todo este proyecto. La gente de afuera cree que solo hay mucho dinero, pero hay mucho más que eso”.

En Qatar el fútbol no se juega en las pistas ni en los parques. Se juega en la Aspire Academy. Y los resultados están ante nuestros ojos. Solo el tiempo dirá si los Messis y Cristianos también pueden ser creados en laboratorios.

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