MIGUEL VILLEGAS Enviado especial en Barranquilla
La última vez que Perú llegó a Barranquilla era un clima de infierno: 42 grados. No me lo contaron, lo viví. Este viaje de la selección, este arribo nocturno, ha sido diferente. En esta ciudad colombiana apenas se han sentido 30 grados, según registran todas las radios locales. Es, por supuesto, un buen augurio. La última vez que Perú jugó en esta ciudad termino goleado 5-0. Era el equipo de Freddy. Ahora todo tiene que ser distinto. Empecemos por el clima.
El diario El Tiempo da la mejor noticia de la mañana aquí en Barranquilla: la máxima de hoy —y también a la hora del partido en el Metropolitano— será de 35 grados. Como jugar fulbito en un sauna. Pero eso, que parece un factor agresivo contra la selección peruana, más bien acostumbrada a que en pleno verano, garúe, es un golazo. Son diez grados menos que aquella tarde de junio de 2005, cuando a ‘Chiquito’ Flores le hicieron goles de todos los colores.
Es, naturalmente, la previa. Consultado Santiago Acasiete sobre lo importante que es jugar también contra el calor y la humedad, dijo: “Juega, es difícil. Que no sea tan asfixiante es mejor para nosotros”. El defensor central de Cienciano es, junto con Pizarro, Farfán y Vargas, uno de los cuatro sobrevivientes de ese 5-0. Estos tres últimos, más grandes, más líderes.
El clima, eso sí, lo pone la gente. La peruana, que ayer durmió frente al Dann Carlton hasta que la guardia de seguridad les pidió que dejaran descansar a la selección, y la colombiana, que ya agotó los boletos para el choque de mañana. Por ahora, eso es lo más caliente de la jornada.
Que dure. Hasta que Perú termine de enfriarlo todo con un gran resultado.