“Así no se juega con Perú, Paolo”, por Julio Vizcarra

La última convocatoria de la selección estuvo marcada por la ausencia de Paolo Guerrero. Más allá de las novedades (Kevin Quevedo, Gabriel Costa o Carlos Ascues), la no convocatoria del capitán de la Blanquirroja generó sorpresa y debate, sobre todo luego de las palabras de Ricardo Gareca, quien fue claro al hablar sobre lo sucedido. “La ausencia de Paolo fue por un pedido expreso de él y accedimos, aunque teníamos intención de convocarlo”, explicó el ‘Tigre’.

Que Paolo es imprescindible en la selección lo sabemos todos. Pero que por ello tenga que ser convocado a todas los compromisos del equipo nacional, no creo que sea así.

Es entendible que en esta parte final de su carrera, el delantero de 35 años quiera ganar títulos con el Internacional. Un Mundial y su subcampeonato de Copa América parecen poco para el palmarés de un futbolista ganador, que siempre destacó más en la selección que en su club.

Esa anhelada regularidad la encontró al llegar a Brasil. Si uno piensa en algún campeonato de Guerrero vistiendo una camiseta distinta a la Blanquirroja, se viene a la mente el Mundial de Clubes que le dio a Corinthians frente al Chelsea. Nada más.

Por ello, que Paolo quiera estar con el Inter en el duelo de vuelta de la Copa Brasil frente a Cruzeiro es correcto y bastante entendible. Así un día después (5 de setiembre), Perú enfrente a Ecuador en Estados Unidos, por la fecha FIFA.

“Necesitaba pedir permisos para estos dos juegos porque el Internacional está peleando cosas importantes. El club me esperó durante el momento difícil que pasé y tengo que ser agradecido”, comentó Guerrero acerca de su decisión.

Aquello no es condenable. Es hasta justo dimensionando todo lo que le dio el ‘9’ a la selección, siempre dispuesto para dar la cara dentro y fuera del campo. La objeción aparece cuando vemos la manera en la que Paolo le comunica a Gareca no ser considerado para los próximos amistosos.

“Media hora antes de la conferencia de prensa le pidió a Ricardo [Gareca] no estar”, contó muy mortificado Juan Carlos Oblitas, director deportivo de la Federación Peruana de Fútbol.

Si Paolo ya lo había decidido hace semanas, debió conversar con Gareca con mucha anticipación. Él, como capitán de la selección, siempre debería dar el ejemplo y cuidar todo este tipo de detalles.

Está bien que quiera ser agradecido con un club que le abrió las puertas cuando su futuro era incierto (seguía suspendido), pero tampoco debe olvidar que, por más galones que tenga, Perú también lo recibió en el momento difícil que atravesó. Y con una Copa del Mundo en juego.