"Nadie duda de que Guerrero posee los recursos emocionales y la experiencia para administrar esta crisis, pero deberá aplicarse en ella como nunca". (Foto: AFP)
"Nadie duda de que Guerrero posee los recursos emocionales y la experiencia para administrar esta crisis, pero deberá aplicarse en ella como nunca". (Foto: AFP)
Jerónimo Pimentel

La sanción de un año que la FIFA le ha impuesto a Paolo Guerrero era esperable en vista de la jurisprudencia: no se recuerda el caso de un futbolista que, ante prueba positiva, más allá de las explicaciones y circunstancias que pueda haber dado su defensa, haya sido exculpado (sería un pésimo precedente).


Siempre en este criterio, y de acuerdo a la manera en la que se suelen resolver estos asuntos desde Zúrich, la apelación bien sustentada suele reducir la condena al 50% de la misma cuando no hay antecedentes ni dolo, lo que habilitaría a que el delantero llegue, eventualmente, al Mundial. Sobre este escenario, se pueden analizar los retos que afrontan los actores principales y secundarios en los seis meses que quedan por delante.


Paolo Guerrero. Si tiene éxito en su apelación, deberá resolver muchos problemas: su contrato con Flamengo, su rol en la posible compensación que el club carioca pueda pedir a la Federación Peruana de Fútbol, cómo mantener su forma física sin competencia oficial y cómo manejar la inevitable ansiedad que pueda sentir al haber capitaneado una gesta que, por el momento, no podrá disfrutar. Nadie duda de que Guerrero posee los recursos emocionales y la experiencia para administrar esta crisis, pero deberá aplicarse en ella como nunca.


Los seleccionados. Existe cierto duelo por haber perdido a un referente, pero deberán dividir sus esfuerzos entre asegurar su plaza entre los 23, apoyar a su capitán y gestionar la dinámica que provocará nuevos liderazgos (no hay vacío de poder). Lo más deseable sería que la herida que representa Paolo los una y fortalezca como grupo.


Ricardo Gareca. No tiene poca tarea: es por un lado el contrapeso anímico sobre el que se mide el desasosiego, y por otro, tiene tareas futbolísticas complejas. La principal es hallar un ‘9’ sustituto, que hoy no existe en su expresión ideal. El ‘Tigre’ puede insistir con Farfán, a pesar de que existe cierto consenso en que rinde mucho cuando juega como segundo delantero o por derecha, o puede optar por Ruidíaz, aunque su característica y biotipo es tan diferente al de Paolo que obligaría a que el equipo cambie (un riesgo). Beto da Silva es una opción, pero no tiene continuidad en el gremio (uno de los requisitos que pone Gareca para ser convocado), mientras que Reyna está consumido por problemas extradeportivos. ¿Succar? Es un ‘long shot’.


La prensa especializada. En estos días de nervios y espera, la prensa deportiva nacional se ha mostrado en todo su esplendor: desde ataques intestinos por filtración y traición a la patria, hasta el ensalzamiento histérico y chauvinista de los logros de la Blanquirroja; desde la búsqueda de culpables por el doping en lo que solo se puede calificar como un frenesí conspiranoico, hasta la victimización resentida y acomplejada por la reacción de franceses, daneses y australianos. Felizmente, las fiestas de fin de año y el receso veraniego aminorarán el ruido.


Los hinchas. Deberán confiar en el proceso y apoyar con cariño y silencio. No se les pide nada más.

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