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ÁNGEL HUGO PILARES

En Buenos Aires hay dos grupos de personas que caminan mezclados por la calle. Cortázar diría que hay cronopios y famas. Dolina, otro autor argentino, aseguraría que se tratan de hombres sensibles y de refutadores de leyendas. A poco del es más fácil decir que hay quienes están a favor y quienes están contra la selección de Messi.

Preguntarle a un argentino acerca de la selección y del resultado del jueves es lo mismo que preguntarle su edad. En Argentina todos los menores de 31 años, más del 25% de la población, no saben lo que es un título mundial con la generación Messi. Son hinchas del equipo con el mejor jugador de mundo que nunca llega a la gloria a pesar de haber pasado por tres finales consecutivas: dos de Copa América y una de Mundial.

En cambio, los mayores de esa edad han visto la decadencia del fútbol argentino y de su selección. Han vivido la ausencia de títulos y la transición de los números diez desde Maradona hasta Lionel Messi. Peor aún, los que hoy tienen mas de 50 años, en cambio, han visto pasar a la selección albiceleste de la gloria a la decadencia.

Es por ello que por el cruce de Florida con Lavalle, las céntricas peatonales que son el foco de la vida comercial de Buenos Aires, la gente transita entre la desilusión y la esperanza. Un joven de 21 años asegura con cautela que Argentina puede vencer a Perú. “Ojalá”, dice cada vez que se le pregunta por una eventual victoria argentina. “Ojalá que no”, dice al hablar de una derrota.

En cambio, un hombre de 81 años balbuceará las palabras del odio: “Que nos eliminen”, “no vayamos al Mundial”. Su percepción sobre los jugadores de Argentina será de que son unos arrogantes, que no dan todo, que ganan millones. Casi como la que teníamos de Perú hace algunos años.

Perú y Argentina se enfrentan este jueves. La Bombonera, probablemente, vea a ambos hinchas sentados alentando de todas maneras. El jueves por la noche, después del resultado, se sabrá quienes han cambiado de bando.

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