Victor Garay

Está llorando, no se quiere ir. No se quiere ir porque quiere seguir jugando, pero sabe que ese sonido en el muslo izquierdo trae problemas. Y justo llega a pocos días de los cuartos de final de una Copa América donde estaba siendo figura. Y llora Miguel Almirón porque predice que ese dolor que ha sentido a los 33 minutos del primer tiempo en pleno partido ante Uruguay es grave. Aunque quiera, no podrá estar en la siguiente fase frente a la selección peruana y sus lágrimas son el reflejo de esa frustración de espíritu amateur.