"Renato Tapia: Bienvenido, futbolista", por Miguel Villegas
Miguel Villegas

Un jugador de fútbol.

Once años después del debut de Paolo, la selección vuelve a tener un producto europeo con legítima genética nacional. Se llama y a los 20 años disfruta no solo de lo que hace -que ya es mucho en los tiempos de cyborgs multimillonarios- sino de lo que le encargan. Por eso la frase del arranque y por eso los 8 puntos que le pone DT esta mañana en su edición papel: Gareca quiere que Perú juegue, transite y proponga y Tapia, en su estreno en Eliminatoria, hace todas las anteriores.

Era back pero le sobraba juego. Tenía que dar un patada pero él entendía el pase. Dicen los que lo conocieron en Esther Grande que Renato Tapia era un dotado de habilidades técnicas que -sin rubor- lo ponían siempre dos o tres peldaños arriba de su promo. Ahmed lo vio y lo citó para la 20 esa del 2013 que cada tanto recordamos por eso: proponer juego. Pero no tenía cabida ni en el fondo duro de la dupla Araujo-Ortiz ni entre los tres medios -Guarderas, Hinostroza, Cartagena- tan parecidos a él. Supo esperar, siempre una virtud. Creció. Se fue a Twente de Holanda, se ganó el puesto, hizo goles y allá, bajo el rigor europeo, la TV por cable nos comprobó que no era un ministro de la defensa. Era un '10' encubierto. Para qué destruir si puedes construir.

Anoche con Paraguay, jugó unos importantísimos primeros 45 minutos: robó 13 balones e inició tres jugadas de gol según la estadística oficial de CMD. Se suponía que era el socio de Lobatón, pero su juego cambió los roles y se lo veía ordenando, jugando, saliendo. Esperábamos que 'sea' Ballón y fue Ballón, es decir, un volante con recorrido que -no sé si lo ponchó la TV- apenas Perú perdía la pelota en área paraguaya, volvía en maratón para ponerse delante de Zambrano y Ascues. Como en el gol de Farfán, que peleó toda la jugada con potencia, y al minuto después estaba despejando una pelota a Haedo Valdez. Se cansó, sí, y necesita corregirlo, al punto que a los 15' del complemento, Advíncula se acercó a Gareca a decirle que Tapia "no podía más". Un problema muscular lo sacó del partido que fue, pese a esto, su partido.

Once años después de Paolo y cinco de Zambrano -demasiado tiempo, un palo furioso contra un torneo local que entrega poco y nada a la convocatoria-, Renato Tapia ha aprobado con nota altísima su debut con Perú y de paso, ha puesto en claro qué tipo de futbolista necesita la selección que dirige Gareca, que ya tiene un par de miuras en Paolo y Jefferson.

Sencillo. Un jugador de fútbol.

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