El equipo de Daniel Ahmed debutará ante Uruguay el viernes 18 de enero por el Sudamericano Sub 20.
El equipo de Daniel Ahmed debutará ante Uruguay el viernes 18 de enero por el Sudamericano Sub 20.
Guillermo Oshiro Uchima

Con la selección adulta borrando de a puchos las traumáticas secuelas de 36 años de anemia futbolística y la Sub 17 cobijada por el aura de los siempre queridos y efímeros ‘jotitas’, hay todavía una categoría maldita de la Blanquirroja que acumula frustraciones en la misma proporción que participaciones: la Sub 20. La clasificación mundialista le sigue siendo una carga apocalíptica y, a pocas horas de una nueva oportunidad para buscar la redención, el Sudamericano de Chile podría antojarse distinto a las ediciones pasadas.

Con esa fe ciega de siempre sustentada en puras intuiciones, cada dos años solemos bautizar a nuestra nueva ‘generación dorada’. Ahora son los Concha, López, Gonzales, Olivares, Távara, Pretell o Saravia las promesas que deben ponerle fin a la interminable dinámica de fracasos –27 ediciones para ser exactos–, como en su momento lo fueron los Farfán, Manco, Carrillo o Deza. ¿Pero qué ha cambiado para torcer ese nefasto destino? El renovado optimismo podría sustentarse en dos factores. Uno de ellos es Daniel Ahmed. El técnico argentino no solo cuenta con la experiencia de haber sido el orfebre de aquella selección que acarició la clasificación en el 2013 con Benavente, ‘Orejas’, Yordy, Alexi, Deza, Araujo, Polo, Tapia…, sino que dirige el proyecto de menores en la federación desde el 2016. En su estancia en la Videna apostó por la descentralización, por la búsqueda de jugadores en provincias. Conoce el anárquico entramado de nuestro fútbol juvenil y todos sus vericuetos, también los defectos y virtudes de los jugadores ‘made in Perú’. Su reto es llevar a otro nivel el plan centenario con el postergado boleto mundialista en sus manos.

Ahmed tuvo tiempo para configurar un equipo a su imagen y semejanza, tuvo horas de trabajo para dejar una impronta reconocible en su nueva selección. Asegura que no puede prometer la clasificación, pero adelanta que “a la gente le va a gustar ver a esta Sub 20”. Esperamos que así sea. Ya bastante tenemos con el pasado infeliz.

El otro factor que debería ofrecer ya sus frutos comprobados es la bolsa de minutos, que ya tiene una década de existencia. Es verdad que no todos los clubes de Primera trabajan a conciencia, no todos le dedican tiempo y dinero a los menores; para muchos es solo una formalidad. Por suerte tenemos instituciones como San Martín y Sporting Cristal que ponderan su labor de formadores y le dan a sus jóvenes un criterioso rodaje en el Descentralizado. Hay que añadir también que en esta Sub 20 de los 23 convocados que viajaron a Chile, 14 fueron ‘sparrings’ de la selección de Gareca en Rusia 2018. Hay trabajo y buen kilometraje recorrido.

Luego de las clasificaciones al hexagonal final en los Sudamericanos del 2013 y 2015, y con la breve interrupción tras la pronta eliminación del equipo de Nogara hace dos años, esta Sub 20 de Ahmed no debería ver el Mundial de Polonia solo como una quimera. Debería ser ya un objetivo real.

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