Diana Gonzales: "Ser joven y soltera es una ventaja para mí"

“Un Mundial nos espera”. Así se llama el video en YouTube en el cual aparece la jugada que Diana Gonzales hoy, ocho años después, recuerda como uno de sus momentos más valiosos en el vóley. Una colocada para, por primera vez en 24 años, ganar un set a Brasil. Diana pertenece a esa generación de Vivian Baella y Raffaella Camet con la que empezó el resurgimiento del vóley nacional. Ahora mira todo desde otra óptica con un Mundial Sub 18 y unos Juegos de la Juventud sobre el hombro. Graduada en administración en Estados Unidos. Gonzales es la electa presidenta de la federación de vóley. Su misión: llevar a la blanquirroja a unos Juegos Olímpicos; su motivación: devolverle al vóley todo lo que le dio.

— ¿Cuándo asumiste que ibas a ser dirigente?

El año pasado trabajé en la organización del Mundial Sub 18, que se hizo acá, y desde ahí sabía que esta era mi área.

— ¿Cuáles son los pilares que piensas implantar?

Capacitación para los presidentes de las ligas para que tengan mayor conocimiento para sus labores, la búsqueda personal de talentos y mejorar la administración, darle un enfoque más de organización. Encuentro una federación sin misión, visión, valores, y estas son cosas básicas. Entender lo que somos y hacia dónde estamos yendo. Que todos entiendan el propósito de la federación.

— Se te criticó por asumir el cargo con 24 años...

El hecho de ser joven y soltera es una ventaja para mí. Me va a ayudar mucho a salir de mi oficina y recorrer el país para buscar talento.

— ¿Se puede pensar que es un continuismo de la gestión de Luis Linares?

No hay que ser mezquinos en reconocer lo bueno que ha hecho. Hay progreso y siempre va a haber espacios para mejorar. Por ejemplo, lo que queremos ahora es proyectar las ligas y a la vez vamos a seguir con los festivales infantiles para tener mayor universo de jugadoras.

 — ¿Cómo se realizan esos festivales?

 La federación realiza en enero un proyecto Sub 12. Vienen más de 600 chicas y se hace una selección. Las ni- ñas que no son de Lima van a la Casa de la Pradera, donde se les da vivienda, alimentación y educación.

— Algo que se hizo contigo.

 Yo vine a Lima a los 15 años. Junto a Vivian Baella (de Rioja) y María de Fátima Acosta (Iquitos) vivimos en la Casa de la Pradera, en La Molina. Nos dieron todo, si bien no era como ahora que hay más apoyo, el vóley me dio lo que tengo y queremos que eso no se pierda. Además, ahora vienen niñas de 12 años, con lo que se está ganando dos o tres años de formación.

— ¿Y cuándo se podrá ver frutos de este nuevo universo de jugadoras?

Una categoría completa es la de menores (Sub 18), la última que clasificó al Mundial de Argentina. Esa hay que cuidarla para que llegue. En cinco años van a ser mayores, es el proceso. Y no olvidar que en ese tiempo en mayores estarán Ángela, Maguilaura, Andrea Urrutia, juveniles como Katheri ne Regalado, Diana de la Pe- ña, Valeria Takeda. Ese grupo va a estar bonito, pero aún dentro de unos años.

— ¿Y qué piensas aportar tú a lo que se está haciendo?

Nuestro plan contempla seguir realizando este festival, además de brindar a las chicas educación, por eso buscaremos el apoyo de universidades. Queremos que el deporte vaya de la mano con la educación, que estudien educación física o lo que ellas deseen.

— ¿Y a nivel de la liga?

Queremos agregar a la liga mayor entretenimiento. Interactuar con el público. También hemos pensado en descentralizarlo, y lo más sustancial es que el próximo año serán solo 10 equipos y ya no once. Esto para que sea más competitivo.

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