Alfredo Thorne
Alfredo Thorne
Redacción EC

Hay cosas que debemos hacer para ser un mejor país. Lo primero es exigir que Ejecutivo y Congreso dejen de pelear. El país va a destruirse y parecería que no se dan cuenta de que están llevándonos a un lugar sin regreso. La salida de , a quien le negaron el voto de confianza, agrava el enfrentamiento entre estos dos poderes del Estado, y logra que los peruanos veamos cada día peor a los políticos que nos gobiernan.

La responsabilidad es de ambos y está llevando al país a una parálisis económica que hará que los peruanos vivamos peor, afectando más a los más pobres. Las cifras muestran una desaceleración del crecimiento del PBI que impide la generación de empleo y de ingresos. Algunos analistas (a quienes quisiera creer) dicen que ya tocamos fondo y que empezaremos a mejorar. Ojalá. Como fuera, este circo político no ayuda.

Las obras importantes de reconstrucción se harán recién a fines del año que viene: hay procesos que seguir e ingeniería nueva que hacer si queremos que realmente haya cambios. No podemos tener caminos donde pasan los huaicos, ni casas donde se desbordan los ríos. Probablemente haya población por reubicar, lo cual puede implicar expropiar o habilitar predios. Por ello, la inversión pública e inyección de dinero en la economía, así como la creación de nuevos puestos de trabajo, demorará.

La contraloría ha presentado al Congreso un proyecto de ley para suprimir la defensa de los funcionarios públicos. Esto significa que si los funcionarios son denunciados, tendrán que pagarse sus propios abogados. Hoy, el funcionario presenta una fianza y, si gana el caso, la defensa la paga el Estado. A los bajos sueldos se sumará ahora mayor vulnerabilidad y riesgos. Una buena fórmula para ahuyentar a los pocos profesionales que quieren trabajar en el Estado.

A partir de la sujeción de Vizcarra, la contraloría ha tomado un vuelo que jamás tuvo: Vizcarra se somete a la contraloría y abdica de su función de ministro. Algo nunca visto. ¿Un contralor grabando a los ministros? No solo reprochable; en cualquier país sería un delito. En el Perú no lo es porque el contralor fue parte de la conversación. Esto debe cambiar: cualquier grabación debe ser autorizada y, si es oculta, debe requerir mandato judicial.

No es la única ‘perla’ del contralor: viola la ley que le impide tener ingresos por otras actividades, lo cual ha hecho, usando a sus hijos. Se dice, además, que ha pagado a su pareja viáticos extraordinarios. ¿Cómo puede el desprestigiado Alarcón seguir siendo contralor y exigiendo a otros el cumplimiento de la ley? Ahora parece que no cumplió los requisitos para obtener el título universitario.
El ministro de Economía pide la confianza y no la obtiene. El contralor sigue en funciones y no pasa nada. Para la inversión y el crecimiento económico, la confianza es esencial. No darle la confianza a Thorne, un ministro reconocido por su capacidad y seriedad, es un golpe contra la inversión.

¿Hacia dónde vamos?

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