(Foto: El Comercio)
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Luis Fernando Alegría

El Perú solía ser una estrella de la región en cuanto a solidez de las cuentas fiscales, pero en la actualidad evidencian cierto deterioro.

En primer lugar, los ingresos del fisco se dirigen a su quinto año consecutivo a la baja. La –fuente más importante de dinero para el Estado– podría llegar a representar 13,4% del PBI este año, según el Banco Central de Reserva (BCR), y sería su nivel más bajo en más de 10 años.

Para el economista Luis Alberto Arias Minaya, los ingresos de este año estarían entre los menores de los últimos 50 años y son reflejo de un problema estructural “muy serio”. Esto se explica en parte porque, con la nueva administración, la ha desmontado algunas acciones de fiscalización y ha priorizado el tema informático solamente, cuestionó. Como consecuencia –agrega– bajan los ingresos.

Además, y más importante, el Gobierno realizó “una reforma tributaria parcial” que buscaba formalizar, pero no logró su objetivo y produjo un menor ingreso por Impuesto a la Renta (IR) de empresas y personas. Hasta noviembre, los tributos por rentas corporativas habían caído casi 8% y 0,8% los de personas naturales.

En esa línea coincidió Juan Carlos Odar, director ejecutivo de Phase Consultores, quien anotó que no se ha cumplido el supuesto del Gobierno de que menores tasas de impuestos generarían mayor recaudación y ha jugado en contra de las arcas.

CUBRIENDO LA BRECHA
Como consecuencia de la bajada en los ingresos fiscales, aparece el segundo indicador de deterioro en las cuentas públicas. El (lo que el fisco gasta por encima de sus ingresos) terminaría este año alrededor de 3% del PBI, según estimaciones oficiales.

Esa sería la mayor brecha negativa observada desde el 2000 e incluso podría haber sido más grande, pero la lentitud en la ejecución del gasto público ha impedido que sea así.

Según cifras del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), al 27 de diciembre se había ejecutado el 81,5% del total del presupuesto público para este año. Destaca la subejecución de la inversión pública, que apenas suma un avance de 62,8% y, afirma Odar, ha ayudado a que el déficit no sea más elevado.

Tener un Estado que gasta más dinero del que ingresa implica que deberá sacar esos recursos de algún lugar. Aquí entra el tercer indicador de debilitación en la solidez fiscal del Perú. El saldo de la deuda del Gobierno alcanzó 24,1% del PBI a setiembre de este año, su nivel más alto desde finales del 2010, en que se ubicó en 24,4% del producto.

Con esto, en los primeros 15 meses de gestión de  la deuda del fisco ha avanzado en 1,9 puntos porcentuales y todo apunta a que, entre este año y hacia el 2019, la trayectoria de la deuda seguiría siendo ascendente.

Al cierre del año las obligaciones del sector público podrían terminar en alrededor de 26% del producto, estima Hugo Perea, economista jefe para Perú del BBVA Research. Ello debido a que en los últimos meses del año es justamente en los que más dinero se gasta y ello incidiría en el nivel de la deuda, explicó.

“Es posible que esa tendencia se mantenga el próximo año y tal vez el 2019 nos acerquemos a niveles del 29% del PBI, que está cerca del techo de la Ley de Responsabilidad Fiscal”, anotó.

Por su parte, Odar coincide con estas previsiones y agrega que estamos generando una “luz ámbar” sobre el límite de endeudamiento, sobre todo en la medida en que el déficit del 2018 sería 3,5% del PBI y 3% en el 2019.

Las consecuencias de todo esto podrían ser importantes, advierte Perea. “Un país que comienza a tener una tendencia creciente de la deuda pública podría generar, eventualmente, una reducción de la calificación crediticia. No es algo de corto plazo, pero hay que evitar que crezca más”, dijo.

Es importante recordar que el 2007 fue el primer año en que el Perú terminó con una deuda pública inferior al 30% del producto. En abril del 2008, la agencia Fitch Ratings otorgó al Perú la categoría de grado de inversión, que lo colocaba como un país con bajo riesgo de incumplimiento de deudas. En julio de ese año, Standard&Poor’s también le dio esa categoría al país y en diciembre del 2009 Moody’s hizo lo propio.

DESAFÍOS
Los tres expertos consultados por este Diario coinciden en que es clave recuperar la capacidad del Estado para generar ingresos. Para Arias Minaya, se requiere una reforma tributaria completa que –lamentó– no vemos señales de que vaya a ocurrir.

“Vemos que [el gobierno]tiene esperanzas de recuperación por precios de commodities y mayor actividad económica, pero eso no va a ser suficiente para cumplir con el programa del gobierno de una revolución social”, indicó.

En esa línea, Perea recordó que, desde el 2012, los ingresos del sector público han caído el equivalente a cinco puntos del PBI y se requiere recuperarlos para contener la trayectoria de la deuda, reducir el déficit y financiar temas clave como la infraestructura, en la que estamos muy rezagados.

En tanto, Odar prevé que en el 2018 los ingresos podrían estabilizarse, pero no necesariamente a mejorar. Así, considera que el mejor entorno externo podría ayudar a mejorar los ingresos por IR incluso hacia el 2019.

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