AIB (Foto: Alessandro Currarino)
AIB (Foto: Alessandro Currarino)
Manuela Zurita

En la compañía Agroindustrias AIB, que hoy cuenta con 3.000 hectáreas propias en la región sureña (700) y en Lambayeque (2.300 en Jallanca, Motupe y Olmos), son conscientes de que el negocio en el que están es “dinámico”. Así lo define su gerente general, Roberto Falcone.

Se refiere a la flexibilidad que supone gestionar un portafolio variado en frutas y hortalizas, siguiendo las tendencias globales, y así, rentabilizar una matriz, que su caso, ha crecido diversificándose hasta consolidarse hoy en congelados, frescos, envasados y semillas.

Es que la firma, – que partió en Ica en 1987 procesando espárrago para exportarlo en conserva- no ha podido escapar a la transformación que ha experimentado la industria alimenticia. 

“Hay productos que pierden brillo. Hoy brillan los frescos y los superfoods”, dice, en relación a las conservas, que -aunque aún pesan en sus ventas anuales (40%) gracias a la demanda sobre todo del canal de hoteles, restaurantes y cafés (Horeca)-, no son –como antes- la prioridad de AIB.

En este momento la compañía está enfocada en impulsar la expansión de la división de congelados, que este año representará el 60% de la facturación proyectada (US$35 millones, divididos entre productos en diversos cortes, US$24 millones, y jugos, US$11 millones).”El congelado puede ser que se duplique en los próximos cuatro años”, estima Falcone y apunta que de entre las 25 mil y 30 mil toneladas de producto final que obtienen por año (de 80 mil toneladas de materia prima), entre 10 mil y 12 mil corresponden a esta línea.


¿Por qué congelados? “Por tendencias de demanda”, explica el ejecutivo y muestra las perspectivas de Mordor Intelligence. Según la firma india especializada en análisis de mercado, en el 2018 el rubro estaba valorizado en US$305 billones en el mundo, con una proyección de crecimiento anual de 4,3% hacia el 2024.

También hay una razón “verde”. Según Falcone, evita exportar “residuos” a destino, como la cascara o la pepa de la palta. “Lo que tu exportas en tres contenedores de fresco lo podrías meter en un contenedor de congelado. Eres mucho más eficiente en gestión de residuos en destino”, precisa.

Bajo esas premisas, AIB invirtió US$15 millones el año pasado en la construcción de una planta de procesamiento contigua a su antigua planta en Motupe. Pero les quedó chica, por lo que este año proyectan desembolsar otros US$5 millones adicionales para ampliarla y construir un nuevo almacén de productos congelados, explica. “A los dos meses estaba al 100% de su capacidad. Entonces, hemos tenido que ampliarla”, dice.

Y eso no es todo. Entre este año y el próximo prevén invertir US$500 mil en una línea de empaque integrada por una pesadora y llenadora automáticas. “Esta es una primera máquina. En el futuro se pueden poner más (máquinas) de mayor capacidad. Es inversión un poco más importante. Me imagino que es la primera que va a haber en el Perú”, sostiene y dice que hasta ahora el pesado y llenado de los envases con frutas y hortalizas congeladas se realiza de manera manual.

AIB
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FRESCOS EN PLANES
En frescos, la principal novedad está en el limón, que la compañía destinaba hasta ahora hacia el procesamiento industrial de la cáscara, aceite y jugo y hoy coloca fresco en el mercado mayorista y canal retail local. “Hemos cambiado de dinámica”, dice. “La economía peruana ha crecido y hace que se abran oportunidades para tener un mejor producto en el mercado local. Hay un mayor retorno en el fresco que la industria”, explica y detalla que cuentan con unas 400 hectáreas del cítrico en los valles lambaqueyanos que están entrando en producción. “El limón fresco va a crecer”, dice.

Aunque aún no está decidido –aclara el ejecutivo-, un plan que está en evaluación en esta categoría es lanzarse a la producción de palta y arándanos. “Sembraríamos en las áreas que tenemos”, comenta y que cuentan con 1.000 hectáreas sin instalar actualmente.

Otro producto fresco que cambiaría de dinámica es la granada, pues la firma también analiza la oportunidad de comenzar a exportarlo en forma de arilos. "Tenemos que darle la facilidad al consumidor final", dice sobre el reto que supone pelar la fruta y partirla, sin mancharse. "Estamos evaluando no solo hacer este producto como fresco, sino darle este valor agregado de exportarlo como producto final".

La apuesta iría más allá de la practicidad. En efecto, la concentración de la cosecha fuera de la temporada tradicional de la fruta hizo que su precio cayera hasta 30% a principio de año, explica Falcone.   "La sobreoferta de granada se dio a inicio de temporada por lo que el mercado no pudo asimilar todo lo que salia de Perú", sostiene el ejecutivo. La misma suerte corrieron con la uva de mesa de la variedad Red Globe, agrega. 

Dicho evento llevará a la compañía - listada en la Bolsa de Valores de Lima (BVL)-  a cerrar el año con un Ebidta de 11% menor al 14% de años anteriores, apunta el ejecutivo. "En dos años deberíamos estar recuperando los 14% -15% de Ebidta y nuestra visión es unos cinco años bordear 20%", adelanta. 

"Somos un sector bastante transformador. No tenemos el margen de campo, pero tampoco el riesgo de campo", dice. Puede que sea esta la razón que aún no los decide por el berry ni la palta y los concentra en los congelados. 

Mientras tanto no pierden perspectiva:este año AIB proyecta crecer 10% , lo que los acercaría a una facturación de US$58 millones, finaliza Falcone.

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