Nueve millones de peruanos son parte de la nueva clase media.  (Foto: USI)
Nueve millones de peruanos son parte de la nueva clase media. (Foto: USI)

(Por Leslie Pierce, director de empresas)

En los últimos 50 años, la región de ha dejado de ser lo atractiva que fue en un momento, cuando se había convertido en una de las regiones emergentes más prósperas y prometedoras del planeta. Su ritmo anual de crecimiento como región fue cayendo en el tiempo, para estar debajo del 3% del PBI, como un promedio de los últimos 20 años, mientras que otros crecieron en promedio más cerca al 5% en forma sostenida para el mismo período. Crecer a un ritmo sostenido en el tiempo es importante, pero crecer con calidad es más importante aún. Crecer únicamente como consecuencia de tener mano de obra barata no es lo mejor. Las regiones que han crecido más que América Latina lo han hecho mejor porque ese crecimiento fue hecho a base de eficiencias. Crecer únicamente como lo hemos hecho nosotros en esta región del mundo trae consecuencias en el tiempo. Al final, mantiene desigualdades sociales y no impulsa el consumo. Lo que se necesita es un crecimiento inclusivo y América Latina no ha sabido cómo lograrlo.

Lo que pasa es que nuestra estructura empresarial se caracteriza por extremos. Por un lado, la existencia de grandes empresas, sobre todo en los sectores que explotan los recursos naturales, y por el otro lado, cientos de miles de pequeñas empresas que generan muchos puestos de trabajo, en muchos casos informales, que necesita de la mano de obra barata para crecer. Faltan empresas medianas que vendan entre US$10 millones a US$500 millones anuales, que paguen salarios y remuneraciones por encima del mínimo. Son estas las que generan el mayor dinamismo de crecimiento de calidad. Esto ocurre porque en esencia son las que generan esos puestos de trabajo, que son inclusivos, de clase media y que son más productivos. Son estos puestos los que crean las oportunidades para que la clase media prospere y crezca.

Claro que con ritmos de crecimiento de 3% podemos reducir los índices de pobreza, lo cual es bueno, pero no es suficiente. Ese tipo de crecimiento no es capaz de proveer a las personas las oportunidades de crecimiento individual, de desarrollar otras habilidades, de convertirlos en consumidores de clase media con ingresos más altos.

El Perú está beneficiado por el 'bono demográfico' durante la próxima década, por lo menos.
El Perú está beneficiado por el 'bono demográfico' durante la próxima década, por lo menos.

¿El Perú es representativo de lo que ha ocurrido en la región? El Perú también tiene los extremos, pero tiene ciertas singularidades que nos diferencian y nos favorecen sobre los demás. En el 2002 había cerca de 70 empresas que facturaban más de US$100 millones al año y para el 2020 se estima que serán más de 700. Esta cifra es importante y es consecuencia del ritmo de crecimiento de años anteriores, que vamos perdiendo. Mucho ha ayudado la transformación del sector agrícola, que es el sector en donde vemos cómo se da la calidad del crecimiento al que me refiero. Los salarios en el sector agrícola industrial están muy por encima del salario mínimo. La agricultura orientada al mercado de exportación crece en base a eficiencias, aprovechando economías de escala y con operaciones modernas que le permiten competir con la producción de otras regiones emergentes. La agricultura crece, compite y es eficiente pagando buenos salarios, generando, además, actividad especializada. Se benefician al mismo tiempo todos los servicios conexos, promoviendo mayor demanda por mano de obra de calidad. Ica es un ejemplo de cómo una actividad llega a generar condiciones de pleno empleo. Ese tipo de crecimiento se logra dejando la informalidad al desarrollarse empresas de nivel medio.

El otro medio que falta está por el lado de los consumidores y el Perú tiene una oportunidad grande que se la da el tener el bono demográfico. Esto quiere decir que existe el capital humano suficiente para asegurar el crecimiento. En el caso del Perú es lo que explica buena parte del crecimiento del PBI todos los años. El Perú mantendrá ese bono hasta el 2038, mientras que Chile, por ejemplo, ya no lo tiene. Imaginemos por un momento si pudiéramos incorporar esa oferta activa de talento en empresas de tamaño medio, eficientes, en donde el trabajo de calidad es compensado por un salario de nivel de clase media. Es el círculo virtuoso perfecto, crecimiento inclusivo que al mismo tiempo promueve el consumo y que logra hacer crecer las inversiones nuevas.

Tenemos los recursos para lograrlo y una situación con indicadores económicos únicos, tenemos reservas, con una economía abierta al mundo, tenemos los empresarios y acceso a los capitales necesarios, pero nos falta consolidar el mercado interno. Necesitamos crear la confianza en el sistema y en la economía. Implica un trabajo conjunto del sector público y privado para tratar de reducir los costos de los agentes y facilitadores de la economía, de forma que el Perú sea un buen lugar para invertir. Hoy vemos que estamos retrocediendo en los índices de competitividad, más bien. La estabilidad política es esencial y en eso vamos más atrasados que muchos países. Parecería que desaprovechamos adrede esas ventajas que tenemos.

Se trata de llenar las mitades vacías por el lado de las empresas y de los consumidores, lograr el círculo virtuoso con un tremendo beneficio para el país.


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