(Fuente: Archivo)
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La ejecutiva peruana tiene, en promedio, entre 35 y 40 años de edad, es casada, trabaja entre 8 y 10 horas al día y aspira a una posición superior como una de sus principales ambiciones profesionales.

Aunque hasta ahí, si la comparamos con sus pares de Chile, Brasil y Colombia, no existen diferencias tan marcadas, si nos centramos en el dominio de un idioma extranjero, como el inglés, las ejecutivas peruanas sí muestran una clara desventaja frente a sus pares de la región.

El estudio “Ejecutivas en Latinoamérica”, realizado recientemente por DNA Human Capital, revela que solo un 11% de las ejecutivas peruanas afirma que domina el inglés. La disparidad más pronunciada es frente a Brasil, en donde el 48% de sus ejecutivas muestra un claro dominio de este idioma, en tanto que en Colombia y Chile el porcentaje llega a 33% y 15%, respectivamente.

Tratando de encontrar respuesta a estos resultados, Mauro Canevaro, manager de la consultora, refiere que históricamente el modelo de negocio en el Perú no ha exigido reportes al extranjero, lo que ha limitado la necesidad de las ejecutivas a manejar este idioma.

“Como la empresa no lo exige, no es percibido como un valor agregado para su carrera. Es más, las compañías extranjeras que llegan a instalarse al país se preocupan de llevar consigo a profesionales que hablen español, ya que es sabido el bajo manejo de este idioma en el mercado”, asegura.

El ejecutivo refiere que otros factores que explican este escaso dominio del inglés son la distancia y los costos que implica realizar estudios en el extranjero, en donde se puede adquirir este conocimiento con mayor facilidad.

Sin embargo, Canevaro confía en que dicha situación cambiará gradualmente.

“Ahora vemos que cada vez son más las compañías que están requiriendo el manejo del inglés para brindar reportes en el extranjero. Al mismo tiempo, los jóvenes están teniendo mayor inquietud por estudiar este idioma y están accediendo a programas de intercambio”, añade.

ROTACIÓN Y SUELDOS

Si en Chile, las ejecutivas permanecen hasta 15 años en la misma compañía, y en Brasil la cifra es de 10 años, en el Perú, la situación es totalmente distinta.

Según el estudio de DNA Human Capital, las ejecutivas peruanas presentan una alta movilidad o rotación: pasan 1,5 años o 2 años como máximo en una posición antes de asumir un nuevo desafío.

Para Canevaro, la interacción entre oferta y demanda explica dicho resultado, pues el crecimiento de la economía peruana ha atraído inversiones y, con ellas, la apertura de nuevos cargos. En ese sentido, dice, la oferta de profesionales cualificados es baja para suplir esa demanda, lo que incide en una alta rotación de los profesionales.

“Esto es propio de un mercado dinámico y en crecimiento. Aquí el desafío de las compañías está en saber retener a esos talentos, más allá de los aumentos salariales, ofreciéndoles proyección de carrera y desafíos interesantes para su crecimiento, como puede ser estudios o experiencias internacionales”, sostiene.

Con relación a los sueldos, a pesar de que en el Perú la brecha salarial es menor en comparación con Chile (40%) y Brasil (45%), lo que juega en favor de las ejecutivas peruanas, el percibir un salario 25% menor al de sus pares hombres impone la necesidad –como dice el experto– de que el tema se discuta como parte de las políticas de gobierno, aun cuando la diferencia en nuestro caso se ha ido acortando.

Considerando que no hace mucho un estudio de Ipsos revelaba que lograr que hombres y mujeres tengan igualdad económica en el Perú tomará 20 años, Rosario Almenara, vicepresidente de LHH DBM Perú refiere que las diferencias salariales entre hombres y mujeres seguirán disminuyendo en la medida que las mujeres puedan acceder a un mayor número de posiciones directivas y profesionales.

“Antes se encontraba un mayor número de mujeres estudiando maestrías especializadas (márketing, finanzas, comunicación, entre otras carreras) que generalmente conducen a gerencias de línea y solo algunas seguían un MBA (que conduce a los niveles más altos de las empresas), pero esa proporción está cambiando y cada vez más mujeres siguen estudios de MBA que las posicionará en la alta dirección de las empresas y, por consiguiente, las diferencias salariales se irán reduciendo cada vez más”, anota.

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