500 mil barriles de petróleo al día, en promedio, puede transportar el ONP. Sin embargo, en su mejor momento solo llegó a transportar 100 mil. (Foto: Archivo)
500 mil barriles de petróleo al día, en promedio, puede transportar el ONP. Sin embargo, en su mejor momento solo llegó a transportar 100 mil. (Foto: Archivo)
Juan  Saldarriaga

La demora en la aprobación de la tiene en vilo al ; lo mismo que la constante fuga de inversiones, reflejada en la devolución continua de contratos de petróleo y gas: cuatro en lo que va del año y 40 en el último quinquenio. 

Pero no todas son malas noticias. El precio del petróleo continúa subiendo, mientras que la producción de crudo se recupera gracias a la reactivación del () tras 90 días de paralización forzosa (junio-agosto).

Los principales beneficiaros de esta situación son los lotes de la selva norte, que dependen en mayor o menor medida del oleoducto: el 67 (Perenco), el 8 (Pluspetrol) y, sobre todo, el 192 (Frontera Energy), responsable del 20% del petróleo que se produce en el país y del 60% del canon que se distribuye en Loreto. 

“En octubre sí hay milagros. El canon para Loreto va a aumentar de S/4,6 millones en setiembre a no menos de S/12,5 millones en octubre, y ese monto puede llegar hasta S/15 millones al finalizar el 2018”, apunta Roger Grández, director de Prospectiva Amazónica.

SONATRACH Y EL LOTE 192

El panorama se avizora menos gris en la selva norte. Y así lo entiende , empresa que tomará la posta de Frontera en la explotación del lote 192 desde setiembre del 2019. Por este motivo, ha decidido endurecer su posición negociadora en su búsqueda del socio de ‘joint venture’ que la ayudará a operar el lote.

“El incremento en el precio del crudo nos favorece. De ninguna manera negociaremos como hicimos con Geopark en el lote 64, que recibió el 75%, mientras nosotros el 25%. Lo que ofrecemos por el lote 192 nos da la posibilidad de ir arriba de 40% como parte societaria”, anota James Atkins, presidente de la estatal. 

¿Qué ofrece Petro-Perú? Pues, 130 millones de barriles de reservas probadas, infraestructura y 13 mil barriles diarios de producción, lo suficiente para atraer la atención de empresas como Cepsa, la misma Frontera y Sonatrach, la petrolera más importante de África y una de las 10 más grandes del mundo. 

“Acá ha venido el CEO de Sonatrach, Abdelmoumen Ould Kaddour, quien nos manifestó que están muy interesados en el lote 192, porque quieren ampliar su cartera de negocios en el Perú (son socios de Pluspetrol en Camisea). Así que, quedamos en mantenerlos al tanto para que participen en la licitación”, revela Atkins.

Pero, ¿qué garantiza que una empresa como Sonatrach podrá trabajar sostenidamente en el lote 192 con un oleoducto que se agujera recurrentemente? 

¿OLEODUCTO SIN DERRAMES?

El ONP tuvo el peor registro de su historia en el período 2016-2017, cuando una seguidilla de derrames motivó que fuera declarado en emergencia y paralizado por 18 meses, con lo que se desató una crisis socioeconómica sin precedentes en Loreto.

Según estadísticas de la , el oleoducto sufrió 24 fugas en ese lapso, la gran mayoría (63%) ocasionadas por atentados. Desde entonces, las emergencias han disminuido. Pero eso no disipa las preocupaciones. 

“El problema es que cada vez que el oleoducto se rompe, pueden pasar varios meses hasta que se soluciona el problema. Nadie puede trabajar tranquilo con eso”, apunta Víctor Sanz, coordinador de la reunión mensual de empresas petroleras (Amecop). 

Petro-Perú sostiene, sin embargo, que el oleoducto brinda hoy todas las garantías, al punto de que podría transportar el crudo de los lotes ecuatorianos de PetroAmazonas (‘blocks’ 86 y 87) hoy mismo, si se diera el caso. 

“No se trata de que el oleoducto va a tener menos derrames. Simplemente, no van a haber derrames”, asevera Atkins. ¿En qué fundamenta esta afirmación?

MODERNIZACIÓN Y SEGURIDAD

Según Atkins, este sería el resultado de las labores preliminares de modernización en el oleoducto, iniciadas por la estatal con recursos propios (US$200 millones).

Los trabajos comprenden la instalación de válvulas automatizadas para aislar fugas en los sectores del oleoducto que lindan con poblaciones nativas, y el reforzamiento de los 180 puntos débiles detectados por la firma tecnológica Rosen. 

En paralelo, Petro-Perú ha lanzado el proyecto de modernización en tres etapas: la ingeniería conceptual, adjudicada a Techint en julio pasado; la ingeniería básica, que será licitada en enero de 2019; y la construcción.

El objetivo, según Manuel Ugaz Burga, gerente de Oleoducto, es modernizar la infraestructura al 100% para mediados del 2021. 

Todo esto no mengua, sin embargo, la preocupación de que el oleoducto sufra nuevos actos de sabotaje. La sospecha es que estos serían cometidos por pobladores en su afán de autogenerarse empleo en las labores de limpieza resultantes, como lo denunció en su momento el ex ministro de Energía y Minas, Gonzalo Tamayo.

Por estos atentados no se ha detenido a una sola persona. Sí hay, por el contrario, un dictamen del Legislativo que culpa a Petro-Perú por todos los derrames registrados en el último lustro. La estatal ha interpuesto una medida cautelar, que sigue su proceso.

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EL OLEODUCTO Y LOS LOTES 64, 67 Y 39

Los lotes de la selva constituyen el pilar fundamental del plan de Perú-Petro para incrementar la producción petrolera, de 50 mil a 100 mil barriles por día (bpd) hacia el 2023. Según Seferino Yesquén, presidente de la agencia de hidrocarburos, dicho incremento está ligado a la solución de contingencias en los lotes 192, 64 (Geopark y Petro-Perú), 39 y 67 (Perenco), todos ellos dependientes del ONP.
Juntos, esos cuatro lotes producen hoy poco menos de 20 mil bpd de crudo, pero tendrían el potencial para producir tres o cuatro veces eso con tiempo e inversiones. 

Es el caso del lote 64 (proyecto Morona), actualmente en etapa de exploración y desarrollo del EIA. Según Perú-Petro, el lote se encamina a iniciar producción a mediados del 2019, a razón de 8 mil a 10 mil bpd en dos pozos (perforados por el ex operador Talismán).
Más cautelosa,Geopark comentó a Día1 que espera contar con el EIA recién en el transcurso del 2019, tras lo cual “iniciarán las inversiones para la fase de producción, que involucra la adecuación del campo, locaciones y facilidades correspondientes para poner los pozos en producción”.

Otra empresa con renovadas expectativas es la franco-vietnamita Perenco, que acaba de reanudar la producción de petróleo en el lote 67, tras casi 2 años de paralización. 

La petrolera produjo 600 bpd de crudo en setiembre pasado y estaría en vías de retomar los 6.000 bpd que registró antes de detener operaciones, por el bajo precio del petróleo en el 2016. 

Según Perú-Petro, el lote 67 puede producir hasta 40 mil bpd. Para desplegar este potencial, sin embargo, Perenco necesita capital y tiempo: capital para tender un ramal que conecte el lote con el ONP, y tiempo para viabilizar las ingentes inversiones que le permitirán desarrollar el campo. 

Según Yesquén, ahí es donde entra a tallar la ley orgánica de hidrocarburos (LOH).

“Perenco será uno de los más beneficiados con la LOH, porque el plazo establecido en su contrato (30 años) no les es rentable. En cambio, la ampliación a 40 años le permitirá integrar ese proyecto al lote 39 y desarrollar un gran campo de crudo pesado”, apunta.

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