(Foto: AFP)
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Redacción EC

Entre el 2000 y el 2013, la cuarta parte de los gerentes generales de las compañías calificadas como Fortune 500 fue despedida. Es sabido que la rotación en la cima viene asociada a un alto costo. Un estudio de la consultora PwC, realizado en el 2014, sobre 2.500 empresas da cuenta de que el impacto de esta rotación llegó a los US$112.000 millones. Este efecto pone “contra las cuerdas” a los directorios que son los entes responsables de designar al gerente general o CEO. ¿Qué es lo que está fallando en los directores a la hora de establecer los criterios para designar al CEO que sus organizaciones requieren? ¿No será que existe una desconexión entre lo que se supone deberían ser las capacidades ideales que debe tener tan importante ejecutivo y las competencias que efectivamente conllevan a que este logre resultados?

El primer error parece ser el estereotipo del gerente deseado. Una investigación denominada ‘The CEO Genome Project’, liderada por Elena Lytkina Botelho de la consultora GH Smart, encontró que el estereotipo de un CEO exitoso definido por la gran mayoría de los directores de las empresas analizadas implica: ser carismático, alto, proveniente de una escuela de negocios top, estratégicamente visionario, con una carrera meteórica hacia la cima y con capacidad de tomar decisiones bajo presión. Sin embargo, al analizar la performance de los CEO de la muestra, muy pocos de los líderes exitosos calzaron en el perfil definido.

Esto motivó que el proyecto Genome profundizara sus investigaciones y encontrara que si bien los directorios se inclinaban por personas extrovertidas, los líderes introvertidos terminaron con mejor desempeño. También se halló que los exitosos habían tenido fracasos en el pasado. Efectivamente, el 45% de ellos había tenido, por lo menos, una experiencia desafortunada en su carrera.

Candidatos que mostraban autosuficiencia eran preferidos por los directores, pero tal cualidad no mostró una correlación con el éxito. La mayor contribución del estudio fue el identificar cuatro comportamientos de los CEO exitosos.

El primer comportamiento implica tomar decisiones con anticipación, rapidez y alta convicción. Muchas veces el sobrediagnosticar antes de actuar impacta en la oportuna toma de decisiones. El segundo comportamiento exige el estar enfocado en el impacto de sus decisiones. El CEO exitoso, una vez define el curso a seguir, logra convencer a los ‘stakeholders’ para que lo apoyen y así obtener el impulso necesario para llegar al objetivo deseado. El tercer comportamiento lleva al ejecutivo a adaptarse a las circunstancias de forma proactiva. Esto a la luz del cambio contiguo que exige el mercado hoy. Es más fácil predicar el cambio que interiorizarlo y convertirlo en un “compañero de viaje”. El cuarto comportamiento hace que el gerente sea sistemáticamente consistente. Eso se traduce en enfocarse en los resultados, intentando superar las expectativas planteadas. Solo así una persona se convierte en “confiable” a la luz de sus logros.

Cuatro comportamientos claves que se convierten en indispensables a la hora de consolidarse en la cima, en un entorno tan competitivo y complejo como en el que nos toca desenvolvernos.

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