(Foto referencial: El Comercio)
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Redacción EC

Es común leer en las noticias cifras de retorno de los pocos vehículos de inversión disponibles o escuchar comentarios posteriores asumiendo que esa rentabilidad es la que se va a obtener si uno apuesta por esa alternativa de inversión en ese momento.

Error: las rentabilidades pasadas no necesariamente se repetirán en el futuro. Los únicos instrumentos con esta predictibilidad de retorno nominal (bastante bajos) son los depósitos o certificados a plazo. Los demás, como bonos y acciones, tienen distintos niveles de incertidumbre sobre su rentabilidad futura; por ese motivo, los especialistas en inversiones tratamos de estimar, sobre la base de distintas variables, los números de estos activos hacia adelante. Dicha incertidumbre es compensada, en el mediano plazo, con retornos más altos.

Sin embargo, hay una frase sencilla que aplica también a las inversiones: compra barato y vende caro. Por más que le cause risa, no es tan obvio. Veamos un ejemplo: hacia finales del 2015 vimos titulares referidos a la caída de 40%-60% de varias acciones de la BVL. Los argumentos eran variados: potencial desaceleración de China, caída de commodities, etc. ¿Vio oportunidad en alguna de esas acciones que caían? Repasemos titulares del 2016: “La BVL rindió mas de 50%”, “Recuperación de los mercados emergentes”.

Sin embargo, mucha gente había vendido sus acciones y probablemente hasta ahorró en dólares con el tipo de cambio a S/3,50. ¿No son ejemplos donde no se cumplió dicha frase célebre? No promuevo que uno deba comprar todo lo que cae de precio y vender todo lo que sube, mi punto apela a detectar oportunidades cuando los precios caen y no al revés.

Veamos un potencial ejemplo. Los precios de la energía han venido cayendo fuertemente, entre otras cosas, producto de una sobreoferta de energía de 65% y un crecimiento de la economía (fuente de demanda) mucho menor al esperado. Por consiguiente, los precios en la BVL de las empresas que generan electricidad cayeron de manera importante. Recordemos que las empresas valen por la capacidad de generación de caja después de impuestos. Dejo una reflexión.

a) El sector está negociando un descuento en múltiplos respecto a empresas similares en la región a pesar de tener mejores márgenes.

b) El precio que vemos caer (spot) no es el precio de venta final. Las empresas tienen contratos directos con diversos clientes donde existen cobros por conceptos adicionales.

c) Incluso a estos precios bajos, las principales empresas generan un margen Ebitda de 35%. Este sector tiene inversiones muy altas al inicio, pero luego los costos de operación son bajos.

d) Con tanta oferta y precios tan bajos, las empresas dejan de invertir. Si no invierten, ese margen alto va a pagar deudas y pagar dividendos. ¿Por qué mantener tanta caja en el balance? Lo más eficiente sería repartirla a todos los accionistas.

Si consideramos que las dos empresas privadas más grandes no tienen mucha deuda comparadas con el sector en su conjunto y Enel Generación tiene bastante caja en el balance, mientras que Engie tiene un importante escudo fiscal hacia adelante... ¿no es acaso una oportunidad?

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