(Foto: El Comercio)
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Luis Fernando Alegría

Uno de los anuncios recurrentes de la gestión del presidente es la búsqueda de mayor austeridad con los recursos del fisco. Precisamente esta semana el primer ministro, César Villanueva, anunció que los funcionarios públicos, incluso los de más alto nivel, solo podrán viajar en clase económica. Al mismo tiempo, las cabezas del OSCE y de Qali Warma dejaron sus puestos por cuestionamientos a los alquileres de nuevas oficinas para sus respectivas entidades en un edificio empresarial en Camacho.

Los viajes y alquileres de inmuebles son dos componentes del , sobre el cual el titular del MEF, , tiene puesta la mira como una de las palancas de la consolidación fiscal. ¿Cuánta ‘grasa’ hay por rebanar en estos dos rubros?

Para este año, el fisco ha asignado S/2.082 millones para gastar en viajes y alquiler de inmuebles, según el portal de consulta amigable del . Este gasto se mostró dinámico durante el 2017: en viajes, por ejemplo, se gastó 9,87% más que en el 2016 y se alcanzó una cifra de S/1.503 millones, a pesar de que en los dos años anteriores se habían hecho ajustes.

Por el lado del alquiler de inmuebles, se expandió 7,87% y totalizó S/508 millones. Aquí también se rompió la tendencia al ajuste iniciada desde el 2015, cuando se recortó más de 30% este concepto.

En respuesta a esta última problemática, ayer el contralor de la República, Nelson Shack, anunció que propondrá establecer una política nacional de infraestructura en la administración pública, para definir criterios técnicos sobre el alquiler de inmuebles. La próxima semana se reuniría con el MEF y la PCM para discutir el tema.

(Infografía: Jean Izquierdo)
(Infografía: Jean Izquierdo)

COSTO DE PLANIFICACIÓN
La mala planificación de los gastos en estos rubros es un tema recurrente cada año y las cifras revelan que algunos sectores planifican de manera menos eficaz que otros. Para ver esto basta comparar el Presupuesto Institucional de Apertura (PIA), que es un estimado de lo que cada entidad pública requerirá para cada rubro de gasto, con el Presupuesto Institucional Modificado (PIM), que se va ajustando a lo largo del año en función a las necesidades.

Por ejemplo, para este año, el PIA para viajes era S/1.476 millones, mientras el PIM asciende a S/1.505 millones, según datos tomados el 20 de abril. Es decir, en tres meses se han asignado casi S/30 millones extra para estos gastos.

En el caso de los alquileres la diferencia es más grande. El PIA era S/473 millones y el PIM alcanza los S/576 millones. Estos S/103 millones adicionales revelan la deficiente planificación de las entidades al momento de elaborar sus presupuestos.

Sobre este rubro, el sector Economía y Finanzas, el que más recursos tiene para alquileres, ha elevado su presupuesto en casi S/19 millones en lo que va del año. Unos S/14,7 millones de dicha alza corresponden a la Sunat. Esta tendencia se repite en los años 2017 y 2016.

“Esto [las diferencias entre PIA y PIM] me da a pensar que no son gastos que han generado un valor agregado al Estado, entonces podría haber mucha grasa por lo mismo que no han sido planificados”, comenta el ex viceministro de Hacienda Carlos Oliva.

El problema de fondo –considera Oliva– es que no existe un ente rector que dicte una política de compras públicas y, a falta de esta entidad, los organismos del Estado aplican lo que creen conveniente.

Esta mala planificación responde a una falta de políticas de ‘compliance’ dirigidas al Estado, sostiene José Gurmendi, abogado del estudio Ugaz, Zegarra y Asociados. Por ello, explica, saltan problemas como los que involucraron al OSCE.

Para Gurmendi, existe evidencia que apunta a que parte de estos gastos caen en la categoría de superfluos, aun a pesar de que existen normas que buscan alejarlos de tal adjetivo. En el caso de los viajes –recuerda– existe el Decreto Supremo 047-2002, que exige sustento técnico para los gastos, pero al final el estándar en las entidades públicas es intentar gastar todo lo posible, lamenta.

¿Cómo lograr eficiencia en estas líneas de gasto? Luis Felipe Rivero, profesor de Ingeniería Empresarial de la Universidad del Pacífico, comenta que son cuatro pasos a considerar, en una línea en la que incluso las empresas privadas pueden tener una gestión deficiente.

En primer lugar –sostiene– hay que tener la planificación bien hecha sobre qué se va a alquilar o qué viajes se van a realizar. Segundo, elegir proveedores, para luego seleccionar tarifas y negociarlas. El último paso, que considera clave, es aprovechar las estadísticas pasadas y construir ‘big data’ para tener más y mejor información.

“Con aplicativos de business intelligence sabes en dónde gastas más, a dónde viajas más. Así se identifica a los mejores proveedores y se tienen herramientas para negociar mejor”, afirma.

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