Existe amplio consenso en la literatura económica respecto a los factores multidimensionales que determinan el proceso de conflictividad social. La falta de solidez de las instituciones, la eficiencia en la gestión de las políticas públicas, la sostenibilidad financiera, ‘shock’ externos, entre otros, suelen ser las variables explicativas más recurrentes. Asimismo, una mayor presencia de conflictos trae consecuencias importantes sobre la competitividad de un país, limitando la mejora de bienestar de sus ciudadanos.