(Foto: Shutterstock)
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Manuela Zurita

En su novena edición, los pasillos de la feria -celebrada entre el miércoles y el viernes de la semana pasada en Lima- pusieron en vitrina una tendencia a la cual no son ajenas las empresas de alimentos peruanas: los productos procesados, de conveniencia, ready-to-eat, nutritivos y funcionales.

Y en el centro de la escena de los fast-superfoods (sopas listas, bebidas instantáneas, salsas, etc) estaba ella: la quinua. El grano andino al que la FAO consagró a nivel mundial en el 2013 con el Año Internacional de la Quinua, disparando la demanda y los precios (en esa campaña el kilo orgánico llegó a costar US$6) y, luego, las siembras, con lo que aumentó la oferta y cayó su cotización: hoy en chacra se paga entre S/2,5 y S/3.

Aunque la industria alimenticia global ha visto en la quinua un ingrediente nutritivo diferenciador para panificación -lo que mantiene su demanda a granel-, varias empresas peruanas comercializadoras del grano andino están invirtiendo en darle valor agregado.

Este es el caso de Wiraccocha. La firma creó hace dos años un centro de I+D para desarrollar los 17 productos que forman su portafolio. Aunque lo hizo pensando en el mercado local (como los panqueques para las cadenas de hoteles y restaurantes), también fabrican algunos productos como la quinua cocida como marca blanca para Asia, cuenta Juan José Martínez, jefe de administración de la firma. 

Incasur construirá y equipará una nueva planta en Lima orientada a la fabricación de instantáneos, galletas y arroz con quinua, informa Jorge Chacaltana, su gerente de márketing. En su caso, la apuesta también está en el Perú, enfocada en las amas de casa de los segmentos A, B y C “dispuestas a pagar un poco más por calidad”, precisa.

En el 2015, Perú fue el primer exportador de quinua. (Foto: El Comercio)
En el 2015, Perú fue el primer exportador de quinua. (Foto: El Comercio)

Ram Industries también está en carrera. En julio pasado, lanzó la línea de comida lista Nadú (sancochado y tamal de quinua), que distribuyen en supermercados y tiendas en Lima. Buscan captar a jóvenes peruanos, pero también latinos. En el 2018, presentarán una línea vegetariana y vegana (libre de gluten), que tendrá a la quinua como base. “Hay que romper la barrera cultural de que el producto envasado es malo”, apunta como reto. No sucede lo mismo en Chile, Colombia ni México, acota.

En Bolivia, la compañía Andean Valley Corporation apuesta por las hojuelas y harina lista para hornear brownies, panqueques, pizza y hamburguesas. Proyectan abrir una planta de procesamiento en Lima, informaron en la feria.

MÁS GRANOS ANDINOS

La acogida ganada por la quinua podría dar pie al posicionamiento internacional de sus primas hermanas: la kiwicha y la cañihua. Según el Centro Internacional de la Papa, estas últimas poseen 8 y 7,5 veces más proteína que la quinua, respectivamente.

Pero de momento la oferta manda. En el 2016, existían instaladas 1.482 hectáreas de kiwicha y 6.569 de cañihua versus 49.826 de quinua, de acuerdo a datos del Minagri. Ángel Manero, director general agrícola de dicha cartera, reconoce que existe un exceso de oferta de quinua y que fue un error impulsar la producción en la costa en gestiones anteriores. “El posicionamiento pasa, porque es un grano de altura y orgánico”, comenta a Día1.

En esa línea, el funcionario adelanta que esperan que la PCM apruebe este mes el nuevo reglamento de productos orgánicos, que exigirá la georreferenciación de las plantaciones, garantizando la trazabilidad. Además, proyectan producir semilla certificada, lo que incrementaría en hasta 30% los rendimientos. Todo esto con miras a la apertura del mercado chino, que se prevé para inicios del 2018 y demandaría unas 10 mil toneladas adicionales a las exportadas hoy (44 mil). “En un año se ordena todo. Esto va a generar las condiciones para promover los otros granos”, afirma.

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