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Lucero Chávez Quispe

Aprendió de su madre a nunca conformarse. Tras desempeñarse en diversos trabajos y fracasar en su primer emprendimiento, consolidó Eurotubo como uno de los líderes del ferretero en el país.

— ¿Cómo se acercó al negocio de las tuberías ?
Me inicié en las ventas a los 19 años, en Lima. Empecé a trabajar en una empresa del rubro ferretero por casi dos años. Luego pasé a otra empresa, en una ferretería industrial que vendía insumos para la industria, pero luego pusieron una fábrica de tubos de PVC. Es ahí donde me desempeño como vendedor y tengo mi primer contacto con la venta de tubos de PVC.





— ¿Cuándo abre su primer negocio?
El primer negocio que tuve fue con dos socios más en Trujillo en 1986. Era una comercializadora. Tuvimos muy buenos primeros años, pero en 1989 la situación comenzó a golpearnos. Ya cuando entró Fujimori con el paquetazo la cosa se puso difícil y nos separamos en 1991. En 1997, fundo Eurotubo como fabricante. Teníamos una máquina muy pequeña para tubos para luz y agua. De ahí ha ido avanzando y en el 2004 crecimos de manera exponencial porque ya adquirimos un local en Trujillo.

— ¿Cuál ha sido su mayor reto empresarial?
Para nosotros fue muy difícil pasar de comercial a industrial. La industria es muy esclavizante, es un trabajo de 24 horas. Las máquinas no se apagan porque se trabajen tres turnos. Los procesos de prendido y apagado generan pérdidas de materiales; entonces uno tiene que hacer que la producción sea lo más grande posible.

— Su madre fue una emprendedora. ¿Qué lecciones aprendió de ella?
Mi mamá tenía una pequeña bodega en el Callao. Ella siempre ha tenido mucha iniciativa, arrojo y fortaleza para tomar riesgos. Mi papá era obrero y éramos seis hermanos. Ella tenía que solventar el ingreso de la casa y se metía a algún negocio. Vendíamos raspadilla, frutas, tamales. De ella aprendí que si no puedes con un negocio, va a ser con otro, hasta que uno salga. También que tienes que ser perseverante; que si no te queda otra, tienes que hacerla, tiene que suceder.

— ¿Cuán importante fue su experiencia de vendedor?
De hecho, la empresa me ha permitido ser vendedor-gerente. Yo siempre digo que soy un vendedor y por accidente gerente. Yo siempre estuve en ventas, con mi mamá en la bodega, y luego en mi primer trabajo. A mí me gustaron mucho las ventas porque es una profesión en la que puedes ganar igual o más que el gerente o contador de cualquier empresa. Lo considero muy atractivo. 

— ¿Qué sintió al ganar el Premio Líderes por el Cambio?
Uno no hace el negocio ni trabaja pensando en que lo buscarán para un premio. Al inicio lo tomé con sorpresa y luego me agradó. Estaba supercontento. Es un reconocimiento a lo que uno viene haciendo. No es que tomen la decisión por la empresa que venda más. Es un premio integral. Llegó sin que uno lo pidiera y bienvenido sea.

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