Madre de Dios
Madre de Dios

La semana pasada, se publicaron en este Diario dos excelentes artículos. Uno de Jorge Falen y otro de Enrique Pasquel, en los que se llamaba la atención sobre el enorme contraste entre el éxito de Ica en reducir la pobreza monetaria y el fracaso de Cajamarca, región que se consolida como la más pobre del país. Además, se deja claro que el contraste entre ambas regiones no es casual, sino que es una consecuencia de aplicar diferentes “modelos de desarrollo”.

Sin embargo, yo quiero complementar la historia con otro ejemplo de “modelo” aplicado en el Perú, que también ha logrado reducir la pobreza monetaria de manera notable: el de (MdD). ¿Qué podemos aprender de él?

Durante ocho años seguidos, entre el 2006 y el 2013, MdD fue la región con la menor tasa de pobreza monetaria del país. De hecho, en el 2012 solo el 2,4% de la población fue pobre en términos monetarios, menos del 3,0% que hoy tiene Ica. Tener tasas de pobreza tan bajas quiere decir que casi todos los hogares pueden satisfacer sus necesidades más básicas, como el consumo de las calorías necesarias para vivir. Este es un logro indiscutible. Y visto aisladamente, esto podría llevarnos a decir: “¡Vamos pa’ Madre de Dios!”. Sin embargo, la historia es más compleja.

Al igual que en Ica, en MdD hubo un notable crecimiento económico, mejora significativa de los ingresos promedio de la población y esto generó una inmigración importante. Sin embargo, como todos sabemos, buena parte del crecimiento de MdD se ha apoyado en la extracción ilegal o informal de oro y en la falta de un Estado que haga respetar la ley. Como consecuencia, el crecimiento económico y la reducción de la pobreza monetaria no han venido acompañados de progreso social sostenible, pero sí de un daño ambiental significativo, violencia, trata de personas y trabajo infantil.

A pesar de tener indicadores monetarios por encima del promedio nacional, MdD aún sigue rezagado en diferentes indicadores sociales. Por ejemplo, en MdD es 2,5 veces más probable que te maten que en promedio a nivel nacional y 95% de la población teme sufrir algún hecho delictivo que atente contra su seguridad en los próximos dos meses. Además, alrededor de 30% tiene alguna necesidad básica insatisfecha y cerca de 60% de los niños de 6 a 36 meses tienen anemia, ambos son porcentajes que están muy por encima de los promedios a nivel nacional. Además, la mejora de ingresos no ha permitido expandir la clase media: solo 24% de la población pertenece a los niveles socioeconómicos ABC, mientras que en Ica dicho porcentaje es de 41%. Finalmente, las mejoras monetarias parecen no ser muy sólidas, pues en los últimos años la región ha sufrido un retroceso significativo, que coincide con la disminución del precio del oro.

Frente a esto, alguien podría pensar que MdD es un caso aislado, considerando que es la región menos poblada del país (tiene similar número de hogares que el distrito de San Miguel en Lima). Pero no lo es. Si bien la región de Madre de Dios quizá provea un caso extremo de crecimiento sin respeto a la ley, me temo que el “modelo Madre de Dios” está presente en diversas regiones, en diferentes grados, conviviendo con otros “modelos”. Incluso en las regiones más desarrolladas o entre los segmentos de la población más adinerados, coexisten la formalidad y la informalidad, la apertura y el proteccionismo, la sostenibilidad y el daño al medio ambiente, etc.
Esto es relevante en el Perú pues hay diferentes posturas en cuanto a qué modelo nos permitirá progresar como país (¡hay incluso aquellos que ven en Cajamarca el modelo a seguir!). La evidencia de lo que efectivamente ha ocurrido en diferentes regiones del país nos da una oportunidad enorme para ir elaborando conclusiones. El contraste entre Cajamarca e Ica sugiere que apostar por la inversión privada, la apertura comercial y un ambiente favorable para hacer negocios da buenos resultados y que el crecimiento económico sostenible es clave para eliminar la pobreza y expandir la clase media. De esto ha sido testigo todo el Perú en los últimos diez años. Pero, por otro lado, el contraste entre Ica y Madre de Dios nos recuerda que si el crecimiento no viene acompañado de un Estado capaz de hacer cumplir la ley, este crecimiento económico podría no venir acompañado de progreso real. Sigamos estudiando cada región y aprendamos sobre los modelos de desarrollo que funcionan y los que no.

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