(Foto: El Comercio)
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Redacción EC

No importa por dónde se mire si nos apoyamos en los datos disponibles para saber qué está pasando con nuestro . La conclusión es la misma. El mercado laboral peruano está viviendo su peor momento en muchos años y no hay señales que anticipen mejoras inmediatas.

En resumen, el y los salarios reales (netos de inflación) están cayendo, y la mayoría de empresas grandes del país han congelado sus planes de contratación. Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), solo en el 2017 se destruyeron 122.000 empleos formales y se crearon 450.000 informales, marcando un récord en varios años.

¿Qué ha pasado? El principal cambio se ha dado en las empresas grandes, que, debido al bajo crecimiento de sus ventas y la necesidad de defender sus márgenes de ganancia, han reducido su personal de manera significativa.

Nuevamente, según el INEI, en el 2017 el empleo en microempresas creció 5%, pero cayó 6% en empresas grandes, que son precisamente las que crean la mayor parte del empleo formal en el país.

Además, dada la rigidez que hay para despedir, este proceso de ajuste de personal ha sido muy costoso. Ahora las empresas van a pensar cien veces antes de volver a contratar a alguien. De hecho, según un sondeo realizado por Apoyo Consultoría a las empresas más grandes del país, cerca del 70% de ellas planea no contratar trabajadores en los próximos seis meses.

Así, parte de la destrucción de empleo formal tiene una explicación ‘cíclica’ o temporal, relacionada con el bajo crecimiento económico. Sin embargo, también tiene un componente más estructural, relacionado con las malas políticas laborales, que han hecho cada vez más engorroso el contratar, despedir y gerenciar los recursos humanos para las empresas grandes.

(Infografía: El Comercio)
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PERSPECTIVAS
¿Qué esperar? Mientras la regulación laboral siga dándole la espalda a la realidad, las empresas grandes seguirán haciendo todo lo posible para evitar contratar, y las pequeñas, mayoritariamente informales, verán cada vez más difícil contratar formalmente.

Por ello, tomando en cuenta el probable aumento del salario mínimo y otras medidas que continúan encareciendo la gestión formal de trabajadores, lo más probable es que las contrataciones formales crezcan poco este año, incluso si la economía se recupera. Y en este contexto de escasez de empleo formal se pueden anticipar pocas presiones al alza sobre los salarios. De hecho, en los últimos cinco años el porcentaje de empresas grandes que no planea subir salarios ha pasado aproximadamente de 20% a 70%.

En suma, parece que el 2018 será otro año en el que la gran mayoría de trabajadores del Perú –sin contrato laboral y con condiciones de trabajo precarias– verá cómo sus representantes y los sindicatos aprobarán medidas para la tribuna, sin mirar la realidad, y que terminan volviéndose en su contra.

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