En agosto, las monedas de los mercados emergentes perdieron valor frente al dólar norteamericano, a causa de la turbulencia que generaron sobre los activos de estas plazas las dudas de los inversionistas sobre las finanzas de Argentina y las tensiones políticas entre Turquía y Estados Unidos.
En el Perú el sol cayó 0,64% en el mes, con lo que fue la divisa que menos se depreció entre las economías emergentes. El tipo de cambio cerró en S/3,294, pero a mediados de agosto alcanzó su máximo valor en el año al cerrar en S/3,319. Así, en lo que va del 2018, la moneda peruana acumula una pérdida de 1,73%.
Sin embargo, esta depreciación fue inferior a la registrada por las monedas de los países de la Alianza del Pacífico. Según datos de Bloomberg, en el octavo mes del año, el peso chileno se depreció 7,25%, el peso colombiano perdió valor en 5,49% y el peso mexicano descendió en 2,33%.
De igual forma perdieron valor frente al dólar: el real brasileño en 4,51%, la moneda india en 3,57%, el rublo ruso en 7,89% y el rand sudafricano en 10,61%.
Pero las divisas más perjudicadas en el mes fueron el peso argentino y la lira turca. El primero se desplomó en 34,5%, con lo que su valor se ha reducido a casi la mitad en el año (-98,07%).
Las dudas sobre las finanzas del país forzaron al gobierno a anunciar un acuerdo con el FMI para acelerar el desembolso de créditos y otras drásticas medidas para tratar de contener la fuga de activos.
El jueves, el Banco Central de Argentina tuvo que elevar su tasa de interés clave desde un 45% a un 60%, para alentar a los inversionistas a aferrarse a sus pesos. Casi el 70% de la deuda del Gobierno Argentino está en moneda extranjera, según Moody’s, con lo que es cada vez más difícil de pagar a medida que el peso se deprecia.
Asimismo, la moneda turca se desplomó en 33,2%, azotada por una potente combinación de políticas de confrontación, confusión en la política económica y alzas en las tasas de interés de Estados Unidos.