Fernández, líder del partido “Frente de Todos”, pretende establecer un nivel de confianza en la población pese a los problemas heredados. (Foto: AFP)
Fernández, líder del partido “Frente de Todos”, pretende establecer un nivel de confianza en la población pese a los problemas heredados. (Foto: AFP)
/ RONALDO SCHEMIDT
Rafael Calagua

El pasado 27 de octubre, triunfó en los comicios y ganó las elecciones presidenciales de al obtener 48% de votos contra un 40% del macrismo. Esto convirtió a en el primer presidente argentino en no lograr la reelección desde que dicha opción fue habilitada hace setenta años; explicado, en cierta medida, por la actual crisis económica del país.

Es en este último punto que recae uno de los desafíos que debe contrarrestar la gestión de “Frente de Todos”, el partido que lidera Fernández, que cuenta con la exmandataria Cristina Fernández de Kirchner como vicepresidenta. Sobre todo luego de que el Fondo Monetario Internacional () estimara que Argentina terminará el 2019 con cifras en negativo, con una contracción de 3,1%.

El foco del nuevo gobierno deberá ser impedir que la crisis económica se agudice como ocurrió en el 2001 cuando, tras un freno del crecimiento económico, se restringió el retiro de dinero de cuentas bancarias buscando detener una fuga masiva de capitales.

El 10 de diciembre, luego de recibir la banda presidencial y el bastón de mando, Alberto Fernández inició su mandato y las circunstancias de las que tiene que hacerse cargo no son las ideales.

INFLACIÓN VS. CRECIMIENTO

Según el FMI, Argentina cerrará el 2019 como el tercer país del mundo con mayor inflación, solo por detrás de Venezuela y Zimbabue. Estos niveles de inflación son incompatibles con el crecimiento y ponen en apuros a muchas familias, pues el alza de precios ha tenido un impacto directo en la pobreza, la cual aumentó en un 10% desde el 2017, llegando a afectar a un tercio de la población argentina.

Los precios en Argentina sufren de una alta inflación. (AFP)
Los precios en Argentina sufren de una alta inflación. (AFP)

Al respecto, Guillermo Dulanto, economista y docente de la Universidad de Piura (UDEP), indica que para mitigar el impacto de la inflación en la pobreza de Argentina, se debería implementar planes de impacto social, como alguna vez se hizo en el Perú con programas como Juntos o Foncodes.

Asegura además que la inflación se encuentra estrechamente ligada al desempleo, pues “no se puede aumentar ni reducir el índice de empleo si la inflación no lo facilita”. Precisamente, el mercado laboral es otro tema que preocupa, puesto que la tasa de desempleo, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Censos de la Argentina (INDEC) y a organismos internacionales como el FMI o el , se sitúa en el segundo trimestre de 2019 en un 10,1%. Esta cifra récord, que no se veía desde el 2006, incrementa el subempleo en un país que tiene sectores informales que pueden llegar a la precariedad.

Adicionalmente, se prevé que este año termine con un 57,3% de subida de precios con respecto al año anterior. Ello no solo hace que las personas pierdan poder adquisitivo, sino que también frena el consumo. Asimismo, Dulanto comenta que está pendiente una reforma tributaria, pues la estructura actual como tal está muy distorsionada, aplicando subsidios a unos sectores y a otros no.

RECUPERACIÓN DEL DÓLAR

El dólar es la moneda de reserva de los argentinos de principal referencia económica. Por eso cuando aumenta, los precios también lo hacen. Dicha situación se ha agravado y tuvo su punto de quiebre cuando se conocieron los resultados de las elecciones primarias. Así, el viernes 9 de agosto, previo a las elecciones, un dólar equivalía a 45 pesos argentinos; sin embargo, ahora el tipo de cambio se cotiza a 63,04 pesos argentinos.

Según reportó la BBC, el "dólar blue" en el gobierno de Cristina Kichrner llegó a triplicar el precio del dólar oficial. Esta situación hizo a los argentinos perder muchos de sus ahorros en pesos.
Según reportó la BBC, el "dólar blue" en el gobierno de Cristina Kichrner llegó a triplicar el precio del dólar oficial. Esta situación hizo a los argentinos perder muchos de sus ahorros en pesos.

La importancia de la cotización de dólar radica también en la deuda externa porque con cada devaluación del peso, a Argentina se le complica más cumplir con sus acreedores. Es decir, necesita más dólares de los que genera.

Como se recuerda, en el 2018, Mauricio Macri acordó con el FMI el mayor préstamo en la historia de ese organismo: US$57.000 millones. Como resultado, la deuda pública argentina alcanza el 81% del PBI actualmente.

Frente a ello, ¿cómo reducir el déficit de dólares? Dulanto considera que puede suceder de dos formas. La primera es aumentando las exportaciones, pues Argentina tiene una estructura industrial grande capaz de reactivar su producción, si es que el gasto público mejora en su calidad.

Una de las medidas del Gobierno de Macri fue implementar nuevas restricciones a la compra de dólares tras las elecciones primarias. (Foto: Bloomberg)
Una de las medidas del Gobierno de Macri fue implementar nuevas restricciones a la compra de dólares tras las elecciones primarias. (Foto: Bloomberg)

La segunda consiste en evitar la salida de dólares. En este punto influye mucho la cantidad de personas que retiran dinero, siendo muchos de ellos inversionistas que abandonan el país. “Esto podría consolidarse mediante convenios internacionales con países europeos que quieran ayudarlo. De esa forma, se podría inyectar un mayor número de dólares en la economía argentina”, añade.

ELEVADO GASTO SOCIAL

Por último, el excesivo gasto social es otro obstáculo a considerar. Este representa el 75% del presupuesto de un país que cuenta con cerca de seis millones de trabajadores del sector privado, cuyos impuestos financian un aparato estatal que sostiene económicamente a 19 millones de argentinos.

Cabe resaltar que este problema viene siendo arrastrado desde la época del gobierno de Cristina Fernández, actual vicepresidenta de Argentina, que duplicó la cantidad de jubilaciones, siendo este el mayor gasto social. Así, entre 2003 y 2015 se incorporó a unos tres millones de jubilados que no habían hecho aportes durante su vida laboral, principalmente por solo haber trabajado de forma informal o ser amas de casa.

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