Iván Duque y Gustavo Petro fueron los dos candidatos más votados en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Colombia. (AFP / Reuters).
Iván Duque y Gustavo Petro fueron los dos candidatos más votados en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Colombia. (AFP / Reuters).
Agencia Bloomberg

La fácil victoria de un candidato proempresa en la primera ronda de las elecciones presidenciales de fue recibida solo con un moderado alivio por parte de los inversionistas. Son demasiado conscientes de que el próximo líder de la nación tiene un trabajo duro por delante.

El candidato proempresarial Iván Duque es ahora el favorito para vencer al exguerrillero Gustavo Petro en la segunda vuelta del 17 de junio. Quien quiera que gane es probable que tenga las agencias de calificación crediticia sobre su espalda poco después de asumir el cargo en agosto.

Colombia sufrió el año pasado su primera rebaja de calificación desde 2002, debido a que los ingresos petroleros se redujeron y el crecimiento se desaceleró a su ritmo más débil desde el periodo posterior a la crisis financiera mundial.

Duque es popular entre los inversionistas debido a sus vínculos con el expresidente Álvaro Uribe, quien presidió el mayor repunte bursátil del mundo.

Pero a las agencias de calificación crediticia "les dan lo mismo" para nada su reputación, y lo juzgarán por su resultados en cuanto a reducir el déficit para cumplir con la norma fiscal o la ley de presupuesto equilibrado, dijo Munir Jalil, economista jefe de Citibank para la región andina.

“Ni ayuda el hecho de que llegue Duque para decir ’Ah, listo ya va cumplir”’, dijo Jalil. Las agencias probablemente darán un vistazo al progreso del nuevo gobierno a principios del próximo año, agregó.

Duque se comprometió a recortar los impuestos corporativos de un 37% a un 30% o menos, y a compensar los ingresos perdidos poniendo freno a la evasión fiscal y resolviendo los vacíos legales.

Tales medidas tienden a generar menos ingresos de lo que esperan sus defensores, según Samar Maziad, que cubre Colombia para Moody’s Investors Service.

"Si reduces un impuesto, es probable que se tenga una combinación de tener que hacer algo por el lado del gasto o elevar un impuesto diferente", dijo Maziad en una entrevista este mes.

S&P Global Ratings redujo la calificación del país a un nivel por encima de "chatarra" en diciembre, mientras que Moody’s Investors Service y Fitch Ratings tienen una calificación dos niveles más arriba para Colombia.

Disminución de reservas

Uribe asumió el mando justo cuando un aumento en los precios de la energía desencadenó un auge del petróleo y la minería que superó en extensión e intensidad a todos los auges del café del siglo XX. Es improbable que Duque goce de tanta suerte.

Él está a favor de la exploración petrolera, mientras que su oponente, Petro, quiere dirigir al país hacia la energía solar y las exportaciones agrícolas.

Pero, de cualquier manera, Colombia parece estar quedándose sin petróleo. Las reservas de crudo han caído a menos de seis años de producción, en comparación con los 40 años de Ecuador y los 340 años de Venezuela, según el informe BP Statistical Review of World Energy.

La industria colombiana se vio afectada por los años de fortaleza del peso durante el auge del petróleo, y aún no se ha recuperado, y también perdió su mayor mercado de exportación cuando Venezuela colapsó.

El peso se ha recuperado un 0,3% desde la victoria de Duque, el mejor desempeño entre las principales monedas latinoamericanas. El mercado de valores subió un 0,7%, también el mejor desempeño de la región.

DIVIDENDO DE PAZ

Otro dolor de cabeza para el próximo presidente, que asumirá el mando en agosto, es el aumento en la producción de cocaína, que ha llevado a que sectores del campo se vuelvan casi ingobernables en medio de una lucha por el control entre las bandas de narcotraficantes.

Si bien la economía legal se ha estancado en los últimos años, el área de tierra sembrada con coca, la materia prima para fabricar la droga, se ha triplicado desde 2012.

Duque hizo campaña contra el acuerdo de paz con las guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y dijo que era demasiado indulgente para quienes tenían sangre en sus manos.

Se opuso a que los exrebeldes obtuvieran escaños en el Congreso y se opuso a las amnistías para el narcotráfico, una de las formas en que las FARC se financiaron.

Dado que el acuerdo ya está firmado, y garantizado para los próximos 12 años, hay un límite respecto de cuánto puede hacer para cambiarlo. Pero puede suspender las conversaciones con un grupo guerrillero más pequeño conocido como el ELN.

Si Duque trata de extraditar a exmiembros de las FARC a Estados Unidos por cargos de tráfico de drogas, más exrebeldes pueden desencantarse con el proceso de paz y unirse a los crecientes grupos de las FARC que se están rearmando y regresando a las montañas y selvas.

"El riesgo de defecciones de las guerrillas desmovilizadas hacia los grupos disidentes de las FARC, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las bandas criminales aumentaría, dada su falta de compromiso con el acuerdo", dijo en un informe María Luisa Puig, de Eurasia Group.

"Además, probablemente terminaría las conversaciones en curso con el ELN a menos que el grupo acuerde un cese al fuego unilateral, lo cual plantea desafíos de seguridad para Colombia a largo plazo".

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