En una caja fuerte del Banco de Inglaterra se guarda cuidadosamente un reducido número de billetes muy grandes.

Denominados gigantes y titanes, no están en circulación por una buena razón: cada uno de ellos vale una cantidad de dinero que la mayoría de la gente no puede concebir ni en sueños.

¿Pero para qué sirven?

Cuando se habla de un billete de un millón de libras (alrededor de US$1,5 millones), todo el mundo piensa qué fantástico, dice Barnaby Faull, jefe del departamento de billetes de la firma de subastas Spink.

Pero no muchos saben que de verdad existen.

Es impensable que un billete de un millón de libras conocido como gigante pueda estar disponible en un cajero automático.

¿Quién se arriesgaría a llevarlo en la billetera, en el supuesto caso de que tuviera fondos suficientes?

Sin embargo el valor monetario de un gigante es relativamente pequeño comparado con el titán un billete que promete pagar a su portador 100 millones de libras esterlinas (más de US$155 m).

Muy poco prácticos para el uso cotidiano, los dos tienen un rol vital para el sistema monetario británico al respaldar el valor de los billetes de uso diario que emiten bancos comerciales en Escocia e Irlanda del Norte (en estas regiones ningún billete es moneda de curso legal, y cada banco que expide billetes lo hace en la forma de sus propias letras de cambio).

RESPALDADOS POR TITANES Este respaldo tiene como objetivo mantener la confianza de todo el mundo en el valor que los billetes representan.

Por cada libra que un banco autorizado escocés o de Irlanda del Norte quiere imprimir en sus propios billetes, tiene que depositar la misma cantidad de libras esterlinas en el Banco de Inglaterra.

Si fuera necesario, por ejemplo, el papel moneda de un banco escocés en problemas podría ser reemplazado con dinero en efectivo del Banco de Inglaterra.

Si se diera la desafortunada situación en la que un banco quebrara, los poseedores de billetes podrían confiar en que siguen valiendo lo que dicen, explica Victoria Cleland, directora de la sección de billetes del Banco de Inglaterra.

Por esta razón los bancos norirlandeses y escoceces aportan para este respaldo, y con eso se paga la creación de gigantes y titanes. El Banco de Inglaterra los imprime de forma interna, en lugar de utilizar los impresores comerciales normales. Y están muy bien guardados.

Cleland dice que este sistema es mucho más eficiente que tener miles de cajas de billetes ingleses almacenados por todo el país. Y en una era de turbulencias financieras, el respaldo es más importante que nunca.

En muy raras ocasiones, algunos viejos billetes de un millón de libras se escaparon de las bóvedas y los archivos del banco nacional inglés.

Faull recuerda que le ofrecieron uno cancelado que había sido impreso en conexión con el Plan Marshall, el programa de ayuda estadounidense de posguerra para Europa. Había llegado a manos de un jefe de cajeros retirado y su viuda lo ofreció más tarde para su venta.

Faull dice que la institución bancaria le pidió que no publicitara la venta. Los billetes de un millón de libras no deberían estar a la vista de todos.

DISCRETOS GARANTES Pero el sistema que los gigantes y titanes ayudan a mantener podría verse sometido a un nuevo escrutinio si Escocia vota por su independencia el año próximo.

El Partido Nacional Escocés propone que una Escocia independiente acuerde seguir siendo parte de la familia esterlina con el resto del Reino Unido y con el Banco de Inglaterra.

Pero algunos se preguntan si la independencia política podría generar dudas sobre hasta qué punto Londres dará respaldo financiero a Escocia. Y durante las crisis económicas, las dudas son peligrosas.

Irónicamente, aunque los distintivos billetes escoceses simbolizan una identidad separada, para una Escocia independiente podría ser mejor utilizar dinero del Banco de Inglaterra.

Angus Armstrong, del Instituto Nacional de Investigación Económica y Social y exfuncionario del Tesoro de Reino Unido, sugiere que esto podría despejar las dudas.

Es una de las paradojas de la independencia de los países hoy en día. Algunas de las libertades de las que gozas actualmente pueden volverse inaccesibles, dice Armstrong.

Si esto ocurriera, los gigantes y titanes ya no serían necesarios para respaldar los billetes escoceses.

¿Pero podrían cumplir otro papel más público?

El autor Mark Twain escribió un relato corto, El billete de un millón de libras (convertido más tarde en una película protagonizada por Gregory Peck), en el que un pobre marinero recibe el billete sin saber que es motivo de una apuesta entre dos hermanos.

Uno de ellos cree que el billete será inútil. El otro piensa que aunque ningún negocio podrá ofrecerle cambio, su sola posesión hará que todo el mundo le ofrezca crédito, creyendo que es rico.

Los billetes de alto valor podrían ver la luz si el país sufriera una hiperinflación. Como forma de advertencia, el Museo del Banco de Inglaterra exhibe un billete de 20.000 millones de marcos impreso en Alemania a comienzos de los años 20.

Pero por ahora, gigantes y titanes son los garantes discretos pero confiables del status quo.

Cuando la reina Isabel visitó la institución bancaria en diciembre pasado, firmó un billete decorativo de un millón de libras impreso informalmente que también se exhibe en el museo.

El resto debe contentarse con otras cifras: 500, 50, 20 y 10. Y los 100 escoceses.

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