Aunque parecía imposible, la semana pasada Bolsonaro fue elogiado por la izquierda por frenar un incremento previsto de 5.7% en el precio de los combustibles. (Foto: AFP)
Aunque parecía imposible, la semana pasada Bolsonaro fue elogiado por la izquierda por frenar un incremento previsto de 5.7% en el precio de los combustibles. (Foto: AFP)
Agencia AP

Preso de las contradicciones ideológicas y los conflictos políticos en el Congreso, el gobierno del presidente brasileño se ha visto obligado a postergar la implementación de una agenda económica liberal y demora la aprobación de reformas prometidas durante la campaña electoral.

Aunque parecía imposible, la semana pasada Bolsonaro fue elogiado por la izquierda. Tras ser alertado sobre una posible huelga de camioneros, el presidente ultraderechista intervino en la compañía petrolera Petrobras, la mayor empresa del país, y frenó un incremento previsto de 5.7% en el precio de los combustibles.

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La expresidenta Dilma Rousseff, del izquierdista Partido de los Trabajadores, saludó la intervención del gobierno en la política de precios de la empresa -algo corriente durante su mandato-, mientras el mercado reaccionó con una fuerte caída del valor de las acciones de la compañía en la bolsa.

El freno al aumento del combustible expuso la contradicción en el seno del gobierno. Mientras Bolsonaro adoptaba algunas medidas de expansión del gasto e intervención en la economía, el liberal ministro de Economía Paulo Guedes, un exbanquero formado en Chicago, debió disimular su incomodidad.

“No puedo quejarme, mi autonomía (para tomar decisiones) no fue alcanzada”, dijo Guedes el miércoles en una entrevista con Globo. El ministro supo por la prensa que Bolsonaro había decidido congelar el precio del combustible mientras participaba de un viaje oficial a Estados Unidos.

Para Mauricio Santoro, politólogo de la Universidad del Estado de Rio de Janeiro, el compromiso de Bolsonaro con el liberalismo es “frágil”.

El liberalismo “fue un discurso que tuvo que adoptar para ganar las elecciones, pero están apareciendo muchas contradicciones entre él y su ministro. Bolsonaro está actuando como muestra su historial de casi 30 años como diputado: siempre defendió posiciones nacionalistas e intervencionistas”, dijo Santoro.

En la campaña presidencial Bolsonaro había dicho que el camino para que Brasil encontrase una salida era “partir para el liberalismo”.

“El presidente está más ocupado con los conflictos culturales, la sexualidad y la seguridad pública que con la economía”, agregó Santoro.

Durante una entrevista, el mandatario señaló que ante una intervención militar en Venezuela consultaría al Consejo de Defensa Nacional y el Congreso para decidir cómo procedería Brasil. (AFP)
Durante una entrevista, el mandatario señaló que ante una intervención militar en Venezuela consultaría al Consejo de Defensa Nacional y el Congreso para decidir cómo procedería Brasil. (AFP)

Guedes dijo que el presidente no “actuó de la mejor forma”, pero que estuvo atento a la “dimensión política” que significaría ajustar el precio del combustible.

El ministro de Economía -quien se presumía que sería un “súper ministro” con plena independencia dentro del gobierno según Bolsonaro-, es el principal abanderado de una ambiciosa reforma del sistema de pensiones que pretende aumentar las edades de retiro y es considerada un pilar para que la economía retome el crecimiento.

Pero su trámite en el Congreso, donde el gobierno precisa alcanzar una mayoría absoluta para aprobar los cambios y debe cerrar acuerdos con otros partidos, avanza lentamente. Según analistas, la aprobación del texto podría producirse en el segundo semestre, aunque la reforma podría ser “edulcorada” con modificaciones. Guedes dijo que el gobierno está “dispuesto a hacer concesiones”.

“El gobierno fue muy bueno en el discurso y ahora, en la práctica, está siendo muy contradictorio. Tiene un ministro de Economía que habla el lenguaje de los mercados, pero el núcleo político del presidente y el propio Bolsonaro no están realmente comprometidos con esas ideas”, dijo Gilberto Braga, economista profesor del Instituto Brasileño de Mercado de Capitales (IBMEC).

Mientras Bolsonaro intenta encontrar un equilibrio entre la agenda liberal y algunas decisiones intervencionistas, el mercado ha reaccionado con recelo, según analistas.

“La confianza en el gobierno va disminuyendo progresivamente a medida que no hay avances con la reforma de jubilaciones. La aprobación es vital para la economía y será una prueba de supervivencia para Bolsonaro”, agregó Braga.

Hace dos semanas el Banco Central brasileño redujo la previsión de crecimiento de la economía de 2.4% a 2%, en línea con varias instituciones financieras y organismos internacionales.

Fuente: AP

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