Esta semana el Gobierno Argentino tomó una medida que no se había implementado en el país en más de 20 años: ordenó a los supermercados que congelen sus precios hasta el 1 de abril.

El control de precios busca contener una de las mayores inflaciones del mundo, que según los cálculos privados se ubica en un 25% anual.

Muchos analistas críticos del gobierno consideraron que la orden impuesta por Cristina Fernández de Kirchner es un síntoma de que las autoridades han perdido el control de la inflación.

El principal líder sindical del país, Hugo Moyano, quien hasta 2012 había sido un cercano aliado del gobierno, también afirmó en declaraciones a medios locales que la inflación está “medio descontrolada”.

Desde 2006, el costo de vida en Argentina aumentó un 150%, según las estimaciones de la mayoría de las consultoras privadas, avaladas por los legisladores opositores en el Congreso.

Sin embargo, el organismo oficial encargado de esa medición, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) –intervenido por el gobierno desde 2007- asegura que las cifras son mucho más bajas.

El pasado viernes, el Fondo Monetario Internacional (FMI) emitió una “declaración de censura” contra el país por la calidad de estas estadísticas. El organismo le dio plazo a Argentina hasta el 29 de setiembre para mejorar la precisión de sus datos económicos.

COMO VENEZUELA El periodista Alfredo Sainz, del diario La Nación, afirmó que el control de precios impuesto por Argentina está inspirado en la política que implementó Hugo Chávez en Venezuela, y que en 2012 logró reducir la inflación del 27,6% al 20,1%.

El experto advirtió que a pesar de que lograron bajar la inflación, esas medidas generaron un grave problema de desabastecimiento en el país caribeño.

En ese sentido, algunos dueños de supermercados afectados por las medidas anunciadas en Argentina advirtieron que el control de precios podría provocar faltantes, si las empresas no congelan también el precio de sus productos.

Según la presidenta Fernández, el alza de precios en Argentina se debe en gran medida a la especulación de muchos comerciantes que suben sus precios injustificadamente. En un discurso reciente la mandataria instó a los argentinos a hacer uso de su “poder de usuarios y consumidores” para hacerles un “vacío” a los formadores de precio.

Tras anunciar el congelamiento de los precios en los supermercados, el gobierno también instó a los consumidores a denunciar cualquier aumento que detecten, llamando a un teléfono habilitado especialmente por la Secretaría de Comercio Interior.

Sin embargo, el diario Página 12, de tendencia oficialista, advirtió que se trata de una tarea compleja, debido a la falta de competitividad en el mercado argentino.

“El 80 por ciento de los alimentos, bebidas y artículos de limpieza que se venden en las góndolas (estantes de supermercados) son producidos por tan sólo 28 empresas”, señaló el medio.

CONTROL DE PRECIOS Curiosamente, en el mismo discurso en el que alentó a los argentinos a que defiendan sus derechos como consumidores, la presidenta relativizó la efectividad de los controles de precios.

“Está demostrado por el paso de la historia que obligar, acordar, esas cosas no sirven, es el propio usuario y consumidor el que tiene que hacer valer sus derechos”, dijo en ese momento, pocos días antes de anunciar la medida en los supermercados.

El economista Alfredo Zaiat, quien escribe para Página 12, coincidió en que congelar los precios en los supermercados no resolverá el problema de la inflación si no se toman también otras medidas.

Sin embargo, el experto negó a BBC Mundo que la inflación esté fuera de control, como acusan Moyano y los opositores del gobierno. “Es cierto que hay un problema de precios en Argentina, fundamentalmente en alimentos y bebidas, que son los productos más sensibles para la canasta del hogar y fundamentalmente de los sectores más vulnerables”, sostuvo.

“Pero la inflación es sólo uno de los problemas que tiene la economía argentina, no es el único como muchos plantean”, agregó.

Los críticos del gobierno aseguran que la inflación crece como consecuencia del ritmo excedido de emisión monetaria. En las próximas semanas los principales sindicatos del país acordarán con los empresarios y con el gobierno las llamadas “paritarias”, como se conoce a los aumentos de sueldos, para ponerlos en línea con la inflación.

Moyano ya anticipó que reclamará alzas de al menos el 30% para 2013, una cifra que según muchos analistas podría potenciar aún más la inflación.

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