El gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, habla mientras otros miembros de la delegación de Puerto Rico escuchan durante una conferencia de prensa en Capitol Hill en Washington, DC. (Foto: AFP)
El gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, habla mientras otros miembros de la delegación de Puerto Rico escuchan durante una conferencia de prensa en Capitol Hill en Washington, DC. (Foto: AFP)
Agencia Bloomberg

La dura situación de está a punto de volverse aún más difícil.

Transcurridos casi seis meses desde el , el gobernador Ricardo Rosselló propone algo que, para muchos, sería impensable después de una década de recesión: .

Su plan de fusionar ministerios de gobierno y reducir la ayuda municipal y universitaria pone en evidencia hasta qué punto se ha agravado la situación desde la tormenta de septiembre. La cruda realidad es que el gobierno se mantuvo a flote con dinero prestado durante años y ahora el grifo se cerró. El territorio estadounidense está en bancarrota y tiene déficit y los acreedores pelean ante el tribunal de quiebras por los US$74.000 millones que se les adeudan.

Si la comisión federal que supervisa las finanzas de Puerto Rico aprueba el plan del gobernador el 30 de marzo, la disciplina autoimpuesta aumentará sin duda el sufrimiento, tal como ocurrió en . Para los bonistas y los 3,3 millones de habitantes, el interrogante es si la medida traerá aparejados más perjuicios que beneficios o si ayudará a Puerto Rico a reorganizar su motor económico y pagar una proporción mayor de su deuda.

“Las cosas no van a mejorar por arte de magia”, dijo Jason Bram, economista de investigación de la Fed de Nueva York. “Se están tomando decisiones difíciles. La población está molesta”.

Isla debilitada

Los inversores, las compañías de seguros que invierten en bonos, el consejo de supervisión y los funcionarios de la isla vienen debatiendo cómo reducir la carga a través de una mediación que es parte de la quiebra de la isla. El plan fiscal de Rosselló estima que el gobierno central podría estar en condiciones de pagar casi la mitad de los US$41.000 millones de capital que debe, suma que no dejó satisfechos a los acreedores.

Pero la economía de Puerto Rico lleva años de debilidad pese a la dieta rica en endeudamiento que, en ausencia de una vigorosa, mantuvo a la isla en un letargo recesivo. La bancarrota y la tormenta la llevaron a una crisis, pero la cura de Rosselló no está garantizada.

La economía de Grecia se contrajo una cuarta parte cuando el gobierno recortó el gasto en 2010, reformó el sistema de pensiones y elevó los impuestos tras la crisis financiera. Eso no bastó para evitar la mayor reestructuración de deuda soberana de la historia en 2012, ni tampoco dos salvatajes ulteriores. El último tuvo lugar cuando el primer ministro Alexis Tsipras llegó al poder gracias a una ola anti-austeridad en 2015, luego de lo cual debió aceptar más recortes.

Hubo protestas y disturbios cuando el llegó al 27% en 2013, y más de uno de cada cinco trabajadores aún no tiene . En Puerto Rico, el desempleo alcanzó 10,9%en enero, pero los gobiernos y los organismos donde se prevén los recortes son los que emplean aproximadamente a una cuarta parte de los trabajadores del estado libre asociado.

Rosselló considera que su plan impulsará a las empresas a invertir. Su objetivo es reducir y simplificar las tasas y la estructura tributarias y acelerar los lentos trámites relacionados con permisos e inscripciones. El gobernador también quiere bajar el costo de la y desarrollar una red eléctrica más confiable a través de la inversión privada.

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