La agencia de calificación financiera Standard Poors rebajó el lunes la nota de la deuda soberana de Venezuela de B+ a B, a raíz de los desafíos más grandes que enfrenta el país por la polarización política y el empeoramiento de las condiciones económicas.
La polarización política y desafíos internos en el gobierno venezolano amenazan con debilitar la implementación de políticas económicas en un momento de empeoramiento de las condiciones económicas con desaceleración del crecimiento, aumento de la inflación y más presiones de liquidez externa, indicó SP en un comunicado, para fundamentar su decisión.
Como consecuencia de esto, la agencia de calificación decidió bajar el rating crediticio de Venezuela a largo plazo en moneda extranjera y local a B en lugar de B+.
Según SP, las dificultades políticas que atraviesa el país se suman al ya alto nivel de imprevisibilidad que caracteriza la estrategia de la política económica de Venezuela, que afecta la nota de crédito de la deuda soberana.
POBRES INDICADORES Del lado económico, el PBI del país creció solo 0,7% interanual en el primer trimestre de 2013, lo que implica un fuerte descenso respecto al mismo periodo de 2012, cuando la economía se expandió un 5,9%, según cifras dadas a principios de junio por el Banco Central de Venezuela (BCV).
La inflación acumuló en los primeros cinco meses del año 19,4%, frente a un objetivo oficial de entre 14% y 16% para 2013. Para Standard Poors, *la inflación podría llegar al 40% anual este año.
En agosto de 2011, SP había recortado la nota de la deuda de Venezuela de BB- a B+, a raíz de un cambio en su metodología de medición del riesgo que tomaba más en cuenta la situación política del país.
La perspectiva del rating de la deuda soberana del país es negativa por la posibilidad de que un presidente y una administración políticamente debilitados tomen políticas menos pragmáticas que aumenten los desequilibrios en la economía y tengan como resultado una mayor inestabilidad, dijo Briozzo.
Más aún, el analista plantea el escenario más extremo y remoto de una situación política que se degrade a punto tal de interrumpir la capacidad de la administración de gobernar e impedir su capacidad de cumplir con el pago de su deuda.