Un ejemplo de informalidad se encontró en el mercado mayorista de Santa Anita, donde después de 12 horas de trabajo continuo, los estibadores descansan en el suelo. (Foto: Archivo El Comercio)
Un ejemplo de informalidad se encontró en el mercado mayorista de Santa Anita, donde después de 12 horas de trabajo continuo, los estibadores descansan en el suelo. (Foto: Archivo El Comercio)
Marcela Mendoza Riofrío

Dentro del grupo de empresas formales solo un 30% cumplen con todas las buenas prácticas laborales exigida por ley en nuestro país, informó Norberto Rossi, director de la Asociación de Buenos Empleadores (ABE).

En el Perú la informalidad impera en aproximadamente el 70% de las actividades económicas y dentro de ese 30% que es formal -tienen registro oficial y pagan impuestos-, no todos cumplen a raja tabla con respetar las normas laborales, sino que de una u otra manera le sacan la vuelta al Estado. Rossi lamentó que solo sea un 30% de las empresas formales las que apliquen lo que manda la legislación laboral en todos sus colaboradores. 

No hay una estadística clara de qué faltas son las más comunes, pero en la mayoría de los casos se trata de no cumplir con el pago de horas extras, no depositar a tiempo la CTS o tener una pequeña porción de trabajadores bajo contrato de prestación de servicios temporal cuando realizan una labor permanente. 

Entre el grupo de las que sí cumplen con las normas laborales es común además que se vivan prácticas de incentivo orientadas a lograr el bienestar del trabajador que van mucho más allá de lo obligatorio. Programas de recompensas, bonos de productividad, premios, horarios flexibles, personal rotativo, capacitaciones, áreas de recreo, etc., son habituales en dichas organizaciones.

SATISFACCIÓN Y PRODUCTIVIDAD
​Norberto Rossi considera que contar con buenas prácticas laborales es el camino perfecto para lograr un clima favorable a la productividad. Muchas empresas omiten algunos pagos porque lo consideran un costo elevado, pero no se dan cuenta de que es más caro tener al personal desmotivado.

"Un empleado amargado y angustiado porque no le pagan lo justo es improductivo", advirtió al coincidir con (especialista en desempeño de The Edge Group Colombia), quien asegura que una persona comprometida con su trabajo tiene 200% más productividad que una no comprometida o satisfecha con las funciones que realiza.

Implementar zonas de recreo, cafés, gimnasios, canchas de fútbol o salas de lectura son un elemento sustancial para la productividad, añadió Rossi. En promedio el cerebro pasadas las dos horas necesita unos diez minutos de reposo para retomar un alto nivel de concentración, explicó. La empresa que comprende esto y ofrece alguna forma de dispersión está ganando en rendimiento, recalcó.

Las nuevas generaciones, agregó, no buscan estabilidad ni contratos para toda la vida sino un ambiente laboral amigable, flexible, motivador. Ellos valoran recibir un trato justo - un salario acorde al precio de mercado - pero quieren libertad y comodidad para trabajar. Los millennial, por ejemplo, no conciben restricciones en acceso a las redes sociales y dárselas no implica trabar la productividad y eficiencia.

En las empresas, recalcó, además de cuidarse de implementar buenas prácticas es importante contar con un adecuado sistema de comunicación interna. No sirve de nada tener un excelente programa si los colaboradores no se terminan de enterar de sus beneficios.

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