(Foto: Reuters)
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Agencia Bloomberg

Durante mucho tiempo, el mercado de bonos consideraba los supermercados de Estados Unidos como una especie diferente de sus muy aquejados colegas del sector minorista.

El sentido común dictaba que los supermercados podían resistir la arremetida del comercio electrónico que estaba diezmando industrias como la indumentaria y la electrónica. Después de todo, los compradores quieren tocar sus aguacates y ver sus chuletas.

Pero ahora, pocos días después de la entrada oficial de Inc. al negocio de los supermercados, esa confianza flaquea.

Esta semana, los bonos que financiaron la adquisición del supermercado exclusivo Fresh Market por Apollo Global Management el año pasado rompieron récords negativos. Se disparó el costo de comprar contratos para protegerse de un default en la deuda de Albertsons Cos. Los bonos de Bi-Lo Holdings han perdido casi la mitad de su valor este año.

La razón salta a la vista. Amazon, con sus precios bajos y su conveniencia por internet, revolucionó la venta minorista y llevó a la quiebra a sus rivales tradicionales. Esta semana, la empresa concluyó su adquisición de Whole Foods Market Inc. por US$13.700 millones, y así surgió la perspectiva de que tenga el mismo impacto sobre una industria de los supermercados que ya estaba comenzando a tener dificultades.

Una guerra de precios ha afectado los resultados de los supermercados, y la amenaza del comercio electrónico está suscitando inquietudes por la supervivencia de los más débiles.

“Es el factor del miedo a Amazon”, dijo Mickey Chadha, analista de Moody’s Investors Service. “Ningún minorista puede reducir los precios tanto tiempo como Amazon, dejar de ganar dinero y salirse con la suya. Por eso hay tanto miedo”.

MAL MOMENTO
El año pasado, cuando Apollo Global compró Fresh Market, con sede en Greensboro, Carolina del Norte, por US$1.400 millones, el mundo de los supermercados se veía muy diferente. La cadena, conocida por sus productos frescos, había sufrido una desaceleración de las ventas. Para volver a atraer clientes a las aproximadamente 170 tiendas de Fresh Market, el titán del capital privado apostaba que podría apoyarse en su experiencia con inversiones anteriores —y rentables— en empresas como el supermercado orgánico Sprouts Farmers Markets.

Pero Fresh Market está teniendo problemas por algunos de los mismos motivos que arrojaron a Whole Foods a los brazos de Amazon. Los competidores dominantes, entre ellos Kroger Co. y Wal-Mart Stores Inc., impulsaron las ventas de productos frescos y orgánicos. Los supermercados abrieron tantos locales que muchos analistas anticipan una reorganización. Antes que Amazon comprara a Whole Foods, los bonos de Fresh Market llegaron a cotizar a 91 centavos por dólar. Hoy se negocian por menos de 76 centavos.

En este ambiente, las tiendas del sector medio del mercado sin diferenciación clara en materia de precios o calidad de los alimentos tendrán dificultades, según Roger Davidson, exejecutivo de supermercados que dirige una consultora de la industria.

“Corren peligro en este mundo nuevo, de eso no cabe duda”, dijo.

Por ejemplo, Bi-Lo Holdings ha tomado prestados cientos de millones de dólares para realizar pagos en efectivo a su dueña, la empresa de capital privado Lone Star Global Acquisitions. Uno de los bonos vendidos por la empresa para pagar los dividendos hoy cotiza a niveles que indican que los inversores esperan recuperar sólo un tercio de lo que le prestaron a la empresa.

“Hay algunos supermercados muy apalancados que no tienen la escala para aguantar una guerra de precios prolongada”, dijo Chadha.

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