“El mercado premia a las compañías que invierten en la transformación digital”, afirma Bilefield.
“El mercado premia a las compañías que invierten en la transformación digital”, afirma Bilefield.
Manuela Zurita

Innovación, velocidad, capacidad de reacción ante el error y apertura parecen ser las claves de la revolución digital. James Bilefield, miembro del equipo que hizo de una marca global, ex presidente digital de la editorial Conde Nast y senior advisor de McKinsey, expuso sobre los retos que impone esta transformación para las empresas y los gobiernos en el Digital Day 2017.

— ¿Qué significa la transformación digital para las personas?
Todos los negocios son sobre gente: los clientes, los colaboradores y la sociedad. Los temas de la transformación digital van más allá de una actualización de tecnología. Es un cambio mayor en la estrategia de negocios y la organización.

— ¿Cuáles son esos cambios?
Desde una perspectiva del negocio, un impacto positivo es que muchas empresas ahora están enfocadas en los clientes, para que tengan más transparencia y posibilidad de elección. Un impacto negativo es el reemplazo de empleados por máquinas y el hecho de que todavía existan dificultades para el acceso a la tecnología.

— Las disrupciones digitales no suelen surgir desde países como el Perú...
Pero en el Perú pueden ver los errores que se han cometido alrededor del mundo. El 80% de lo que hay que hacer está establecido. Por otro lado, muchos de los servicios digitales que son populares en el mundo también lo son aquí, como Facebook. Han nacido en línea y no respetan fronteras como los negocios tradicionales. Los disruptores piensan internacionalmente.

— En materia financiera, ¿qué se puede esperar de esta revolución?
En el sector financiero hay regulación y, por eso, a las ‘fintech’ les toma más tiempo expandirse globalmente. Dicho esto, es importante que las ‘fintech’ miren lo que hacen Facebook y Google en servicios financieros. La competencia no vendrá de los competidores tradicionales, sino de las plataformas poderosas.

— ¿Qué opina del libre acceso a Internet para la transformación digital?
Hay un lugar para el Gobierno en la transformación. El acceso a Internet se está convirtiendo en un servicio básico en muchos países, aunque todavía no es tan importante como el agua o la electricidad. Pero habría una necesidad de los gobiernos para alentar al sector privado a ofrecer el acceso, pues sirve para empoderar a los negocios y a la gente, sobre todo a las mujeres. En el Reino Unido, el 12% del PBI es digital. Es una parte fundamental de la economía, genera tres veces más puestos de trabajo [que el resto de sectores].

— ¿Qué tipo de talento demanda esta transformación?
Una mezcla de lo nuevo y lo existente. No estoy muy obsesionado con los ‘millennials’. He visto gente de 70 años que adopta la transformación digital más rápido que los universitarios.

— ¿Qué actitudes determinan que una compañía sobreviva a esta revolución?
Lo primero, la apertura al cambio; segundo, tener un sentido de urgencia, y tercero, la velocidad. A veces en las organizaciones grandes es difícil moverse rápido. Hay que probar cosas y querer errar pronto. Esta es una práctica que tradicionalmente en los negocios ha sido vista como algo malo.

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