La incertidumbre presupuestaria en EE.UU. y los posibles efectos de la paulatina retirada de sus medidas de estímulo monetario, así como la ralentización de los países emergentes y la tímida recuperación de la eurozona, concentrarán la atención de las Reuniones Anuales del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.
En esta edición, los líderes económicos globales llegarán a Washington con la administración del país anfitrión paralizada por las luchas partidistas en torno al presupuesto federal y la amenaza de una nueva crisis cuando se alcance el tope de deuda el próximo día 17, que de no renovarse pondría a Estados Unidos al borde de la suspensión de pagos.
Esencialmente, Estados Unidos estará en la posición de la eurozona en los últimos años teniendo que explicar al mundo qué está ocurriendo y por qué no pueden arreglar y organizar sus problemas, indicó a EFE Jacob Kirkegaard, investigador principal del Peterson Institute for International Economics.
La nueva reunión del FMI y el Banco Mundial, que se celebrará del 8 al 12 de octubre, tendrá también a EE.UU. como foco dada la prevista retirada de las medidas de estímulo por parte de la Reserva Federal de EE.UU., cuyos efectos están empezando a observarse en la salida de flujos de capital de los mercados emergentes que se muestran nerviosos ante el previsible final del dinero fácil.
Por ello, la directora gerente del Fondo, Christine Lagarde, ya adelantó esta semana en una conferencia en la Universidad George Washington que EE.UU. debe asumir su especial responsabilidad, como primera economía global, a la hora de planear la retirada del programa multimillonario de compra de bonos con el que la FED ha inyectado liquidez, y actuar con cautela.
Mucha gente considera que la política monetaria de EE.UU. ha alcanzado un punto de inflexión, donde la salida de las medidas de estímulo no convencionales comenzará en breve. Este giro debe ser gestionado muy cuidadosamente, recomendó Lagarde.
BRICS EN LA MIRA Otro de los ejes clave será la ralentización de las economías emergentes, entre ellas Brasil, India y Sudáfrica, que habían sido en los últimos años motores del crecimiento global y habían compensado la crisis en los mercados avanzados.
India y Brasil están registrando los resultados de varios años de malas políticas económicas que han llevado a malos fundamentos económicos, lo que sumado a la incertidumbre política sobre las elecciones y la retirada del estímulo en EE.UU. significa que los inversores se están marchando, afirmó Kirkegaard.
PROTAGONISTA EUROPEA Por último, Europa, la gran protagonista de las últimas reuniones y con tres países aún inmersos en programas de rescate internacional en los que participa el FMI (Grecia, Portugal e Irlanda), aparece en una situación comparativamente menos alarmante.
No obstante, es de esperar que continúen los llamamientos por parte de los otros miembros de la comunidad internacional a que los países europeos aceleren la marcha hacia la definitiva unión bancaria, en pos de una firme estabilidad financiera.
Lagarde ya adelantó esta semana que se prevé que la eurozona vuelva al crecimiento positivo en 2014, en torno al 1 %.
En menor medida, y de fondo, seguirá la lucha por parte de los emergentes por la aplicación de una reforma de cuotas en el FMI que otorgue mayor peso a los economías en desarrollo en la toma de decisiones dentro del organismo internacional como reflejo de su creciente rol económico.
La reforma de cuotas ha perdido impulso () Y esto es algo potencialmente serio, ya que puede complicar la capacidad de actuación del FMI si otra crisis aparece súbitamente, alertó Kirkegaard.