" es conveniente que las personas que utilizan sus automóviles para trabajar, estudiar o que incluso se “cachuelean” con ellos, evalúen la conveniencia de empezar a utilizar el GNV como combustible, es decir a convertir sus vehículos", indica Lazo. (Foto: GEC)
" es conveniente que las personas que utilizan sus automóviles para trabajar, estudiar o que incluso se “cachuelean” con ellos, evalúen la conveniencia de empezar a utilizar el GNV como combustible, es decir a convertir sus vehículos", indica Lazo. (Foto: GEC)
Renato Lazo Bezold

Para nadie es un misterio que actualmente el Perú atraviesa por una crisis económica que afecta los bolsillos de sus ciudadanos. En momentos como estos, el ahorro es clave para generar un impacto positivo en la economía de los hogares, por eso, es importante dar a conocer algunas alternativas al alcance de nuestras manos.

Una alternativa de ahorro, concretamente en el transporte, es el uso del . El GNV es el combustible de uso automotor más barato del mercado peruano. Al cierre de mayo 2021, el índice de competitividad del GNV respecto de los otros combustibles de uso vehicular, se ubicó en 46% frente al GLP, en 58% frente al diésel y en 65% frente a la gasolina.

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La competitividad del GNV se debe a que es un combustible con precio estable, a diferencia del diésel, la gasolina o el GLP; cuya volatilidad de precio es constante porque nuestro país no los produce de manera suficiente y, por tanto, debemos importarlos.

La estabilidad del precio del GNV es tal, que el precio promedio ponderado de los primeros metros cúbicos que vendieron las Estaciones de Servicio a los automovilistas en el año 2005 en Lima (S/. 1.59)[1] resulta ligeramente superior al precio promedio ponderado de los metros cúbicos que se han vendido en las Estaciones de Servicio durante el mes de mayo de 2021 (S/. 1.52)[2]

Resulta curioso, pero han transcurrido 16 años desde que se vendieron los primeros metros cúbicos de GNV en Lima, y el precio promedio ponderado de este combustible se ha reducido en S/0.07 por metro cúbico, lo cual ha beneficiado al consumidor final (transportista).

Reto a todos los lectores a encontrar otro producto que, durante este periodo de tiempo (16 años), no sólo no haya incrementado su precio, sino que, además, se haya hecho más barato en términos nominales y en términos reales para el común de los consumidores.

En oposición a lo comentado, los precios de los otros combustibles que utilizamos para transportarnos como la gasolina, el diésel y el GLP, suelen sufrir inesperadas modificaciones y ellas son respuesta, el 99% de veces, a factores que se encuentran fuera del control de los comerciantes y en cierta medida, también de nuestras autoridades. Así, por ejemplo, a lo largo de estos mismos 16 años de uso de GNV en Lima, hemos visto cómo hechos ajenos a nuestra esfera de control y a la de nuestro país, las guerras y bloqueos internacionales, los efectos del confinamiento por el COVID-19, e incluso ahora que algunos países empiezan a reactivarse económicamente; han generado, generan y generarán la fluctuación del precio de los combustibles derivados del petróleo.

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Según informó el Organismo Peruano de Consumidores y Usuarios () el último 17 de junio, las empresas Petroperú y Repsol subieron el precio del GLP en 8.3%; el de los gasoholes y las gasolinas, entre 2.7% y 3.1% por galón; y el de los combustibles diésel B5S50 y residuales, hasta en 3% y 2.5% por galón, respectivamente.

Pero este es sólo el comienzo, pues tratándose de combustibles importados, el precio de éstos es transado en el mundo en dólares, y dada la crisis económica por la que atraviesa nuestro país, el se seguirá viendo incrementado (recordemos que sólo en los últimos 12 meses el tipo de cambio se ha elevado en cerca de 16%). Los peruanos seguiremos sintiendo ese incremento, pues al impactar en el precio de los combustibles que utilizamos para transportar los productos que forman parte de la canasta familiar, generarán el alza de éstos de manera consecuente.

En ese sentido, es conveniente que las personas que utilizan sus automóviles para trabajar, estudiar o que incluso se “cachuelean” con ellos, evalúen la conveniencia de empezar a utilizar el GNV como combustible, es decir a convertir sus vehículos.

La competitividad del precio del GNV es tal que un ciudadano de la capital que conduce su vehículo 200 kilómetros diarios, por ejemplo, puede generar ahorros anuales de S/ 19,200 frente a la gasolina y de S/ 9,000 frente al GLP, según cálculos de la empresa distribuidora de Gas Natural. Con estas cifras, los dueños de vehículos livianos pueden compensar fácilmente el gasto por la conversión de sus autos a GNV, proceso que demanda una inversión de entre S/ 3,000 a S/ 3,500.

El costo de la conversión de los vehículos al GNV suele ser el principal motivo por el cual los conductores optan por convertirlos al GLP (ya que la conversión de éstos no supera los S/ 2,000). Sin embargo, como hemos podido apreciar, en un plazo corto, el GNV resulta más rentable que el GLP, pues el ahorro es tal que, en dos o tres meses, se recupera la inversión. Sin embargo, esto no es conocido por muchos peruanos.

Ahora bien, los beneficios del GNV no solo se centran en el plano económico. También es la mejor energía para el cuidado del aire y del medio ambiente. Esta característica es importante en el objetivo de acelerar la conversión de la matriz energética del país hacia energías limpias. Contamos con este recurso, nos pertenece y, por ende, podemos lograr ese objetivo hoy. Masificar el uso del GNV no requiere de cuantiosas inversiones pues ya se cuenta con gran parte de la infraestructura, a diferencia del transporte eléctrico, que aún es muy lejano para nuestra realidad. En ese sentido, el GNV es en la actualidad la mejor alternativa para transportarnos y es, qué duda cabe, el combustible de transición hacia la electro movilidad; e incluso, como sucede en otros países, en un futuro, ambas energías convivirán en beneficio del medio ambiente y de la salud y economía de las personas.

Conviene preguntarnos entonces: ¿qué falta para alcanzar una verdadera masificación del GNV en todo nuestro país? Pero la respuesta a esa pregunta es amplia, por ello sólo mencionaré que es imposible masificar si no se tiene la voluntad política para hacerlo y que dicha voluntad excede a un ministro o a un Ministerio. La voluntad política que se requiere involucra al sector estatal en su conjunto; de lo contrario nos sucederá como hasta ahora en que, desde el 2013 contamos con una norma que exige a las entidades públicas convertir sus flotas vehiculares al GNV y comprar vehículos que utilicen este combustible cuando renueven dichas flotas [3], pero dicha norma ha sido continuamente omitida por las autoridades del sector público y nadie hace nada para que se cumpla.

Esto a pesar de que teóricamente, nuestro Estado está empeñado en cumplir con los compromisos adquiridos por nuestro país con motivo del Acuerdo de París para la reducción de gases de efecto invernadero y que, para ello, la mejor y más cercana alternativa sería el uso masivo del Gas Natural en el transporte público (que cumple con los parámetros del Euro V hacia arriba), y que, a tono con lo que fuera solicitado en su momento por el Estado Peruano, el sector privado ha realizado reiteradas inversiones para aprovechar este combustible, incluso recientemente de su versión líquida (GNV-L), las mismas que continúan esperando la publicación de la normativa para que puedan aprovecharse.

[1] COFIDE/ Sistema de Control de Carga de GNV-INFOGAS. Diciembre 2020.

[2] OSINERGMIN. Reporte de Precios Mensuales. Mayo 2021.

[3] DECRETO SUPREMO N° 028-2013-EM Crean Programa de Conversión Masiva de Vehículos a GNV y dictan medidas para su uso masivo en vehículos del Sector Público. Diario Oficial El Peruano, 01 de agosto de 2013.

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