Editorial: El candidato de los empresarios
Editorial: El candidato de los empresarios
Redacción EC

Creo que la mayoría de la población peruana siente un alivio enorme de ver que el proceso electoral vivido en los últimos meses llegó a término. Claro, es que para muchos, como lo fue para mí, esta ha sido una campaña mediocre en que primaron los insultos, las mentiras y las medio verdades. A todos nos hubiera gustado ver más propuestas y visión de país que el ataque personal.


Esto lo vimos agudizado hacia la segunda vuelta. En fin, características de una clase política que a veces parece que no logra entender como debiera al elector, al miembro de esa sociedad que pretende liderar en los próximos años.

Uno de los argumentos que me llamó mucho la atención, y que fue utilizado por ambos candidatos de la segunda vuelta, es el mal concepto que parecen tener del peruano. Consideraron un buen insulto identificar a un candidato con la Confiep o simplemente con los intereses de los empresarios o de los grandes empresarios al final.

Lo curioso de este argumento, que buscaba el desprestigio del contrincante, es que ambos partidos tienen la misma concepción ideológica y creen en el liberalismo económico y en la fuerza de la empresa privada en la creación de valor. Para ambos la inversión privada es el motor del crecimiento económico y el mercado el mejor regulador, no existe duda al respecto. ¿Entonces, de dónde proviene esa necesidad de desprestigiarse afirmando que toda relación con el empresario es mala relación?

Proviene de esa creencia errada de pensar que la población entiende que ser empresario es malo. Pero la sociedad peruana ha evolucionado en los últimos 20 años y ya somos un país de clase media en proceso de consolidarnos. Somos un país de emprendedores, de pequeños y medianos empresarios en esencia y felizmente con un mayor número de empresas peruanas que van ingresando a las grandes ligas latinoamericanas por su tamaño y su reconocimiento.

Resulta que en un reciente estudio encargado por la Confiep y llevado a cabo con la seriedad de Arellano, se evidencia que el 99% de la población tiene una connotación positiva sobre el término de empresario. Lo entiende como  alguien emprendedor, como una persona líder, que tiene trabajadores a su cargo y que desea que su capital crezca. Solo el 1% cree que pueden ser déspotas y autoritarios. ¿Malo? Por ningún lado.

¿Es la gran empresa el problema, entonces? Hace pocos días estuvo en Lima por unas horas Paul Polman, CEO global de Unilever, empresa con fuerte presencia y un competidor importante en el mercado peruano y que conocí de cerca. Unilever es la segunda compañía más grande del mundo en consumo masivo, está entre las tres empresas empleadoras más grandes del mundo y está total y responsablemente identificada con el desarrollo sostenible. Polman ha creado un plan de vida sustentable desde el 2008 con grandes beneficios para la humanidad. Son miles las grandes empresas con un código de ética así en el mundo, muchas están en el Perú.

Es que hoy la empresa moderna es una empresa responsable, tiene que serlo, sabe que depende de la sociedad a la que pertenece y se identifica con el medio ambiente, sabe que lo más importante de su éxito es la gente que trabaja en ella, que tiene que ser un buen empleador y tener un buen gobierno corporativo. La gran empresa peruana es así. ¿Malo? Por ningún lado.

Como concluye el estudio de Arellano, “no existen barreras importantes para que la denominación de empresario, en lugar de dividir, sirva para unir a millones de peruanos”.