Congreso de la República
Congreso de la República
/ ANTHONY NINO DE GUZMAN
Magali Silva

Solo dos semanas nos separan de esa fecha. Ese día, elegiremos a 130 representantes cuya misión más importante será la restauración del equilibrio de poderes, característica que define toda democracia. Asimismo, sobre este nuevorecae la responsabilidad de conducirnos con mejores reglas a los comicios del 2021 para insertarnos nuevamente en nuestro ciclo político regular de cinco años.

La oferta electoral es muy amplia y variada: 21 partidos políticos admitidos y 2.473 candidatos aptos. No obstante, hasta hoy que empiezan los tres debates organizados por el Jurado Nacional de Elecciones, muy pocos partidos han publicado su agenda legislativa. Haber conocido la priorización que cada partido ha hecho de los temas que la ciudadanía ha señalado como más urgentes –como corrupción, inseguridad, salud, educación, justicia, acceso a servicios básicos y reforma política– nos hubiera preparado para tener una mejor opinión durante el debate sobre la propuesta partidaria y cuál es el candidato idóneo para llevarla a cabo.

Estas omisiones reflejan una vez más la necesidad de construir institucionalidad en nuestra sociedad. Deberían ser los partidos políticos los primeros interesados en dar a conocer sus propuestas, en las que, estoy segura, han venido trabajando, conciliando y afinando desde el anuncio de las elecciones congresales. Pero también nosotros, los electores, deberíamos preferir la transparencia en la comunicación y castigar la improvisación y el incumplimiento de plazos. Si antes de recibir nuestra confianza no muestran una conducta de respeto por los electores, ¿qué seguridad tendremos de que ya dentro del Congreso cambiarán esos hábitos para ponerse de acuerdo, por lo menos 66 de ellos, y aprobar reformas importantes?

Es necesario que no nos dejemos sorprender. Los congresistas tienen como funciones principales dar leyes, fiscalizar la gestión del Ejecutivo y ejercer la representación nacional. Algunos candidatos están prometiendo construir carreteras, hospitales y escuelas. Otros, incluso, han dicho que revertirían las acciones de la Sunedu, reabriendo casas de estudios o creando nuevas universidades como si tuvieran un poder absoluto para ello.

Debemos ser conscientes de que el nuevo Congreso solo tendrá un año y un par de meses para aprobar las reformas que están pendientes para el progreso de nuestro país. Una primera tarea será revisar los decretos de urgencia que se han emitido desde octubre. Una segunda tarea sería perfeccionar la reforma política que promovió el Poder Ejecutivo mediante el referéndum, en el que se aprobó la no reelección de congresistas, se perdió la oportunidad de tener nuevamente un Senado, y discutir el voto voluntario. Finalmente, el Congreso debería proponer normas que conduzcan a la modernización del país y a la generación de empleo en un entorno más competitivo, evitando aquellas que regulen aún más nuestra economía.