(Ilustración: Giovanni Tazza)
(Ilustración: Giovanni Tazza)
Redacción EC

Sí y no. En muchas ocasiones, lo que es calificado como “ingenio peruano” son adaptaciones de inventos existentes. Muchas veces estas adaptaciones, forzadas por la necesidad, pueden ser peligrosas o infringir derechos de terceros.

Otras veces, los peruanos sí hacemos inventos de verdad, como una turbina eólica o un alimento fortificado contra la anemia. Al ser nuevos, tener nivel inventivo y aplicación industrial, son protegidos por el Decreto Legislativo 1075 y los tratados (como la Decisión 486 o el Convenio de París para la Protección de la Propiedad Industrial) de los que Perú es parte.



Las patentes otorgan a sus titulares la posibilidad de aprovechar el ingenio peruano con valor industrial y económico. Así, los inventores e industriales pueden celebrar licencias para la explotación de la invención o acuerdos de transferencia tecnológica que pueden implementarse, incluso a nivel internacional. Según la Clasificación Internacional de Patentes, los sectores industriales a los que las patentes pueden pertenecer son: (i) Necesidades Humanas; (ii) Técnicas Industriales Diversas. Transportes; (iii) Química. Metalurgia; (iv) Textiles. Papel; (v) Construcciones Fijas; (vi) Mecánica. Iluminación. Calefacción. Armamento. Voladura; (vii) Física; y (viii) Electricidad.

A nivel mundial, el ingenio peruano es poco significativo. En el Global Innovation Index 2018, el Perú ocupa el puesto 99 de 126 por número de solicitudes de patentes presentadas en territorio nacional. En comparación con nuestros socios, somos los últimos de la Alianza del Pacífico: México ocupa el puesto 80, Colombia el 72 y Chile el 68; con relación al número de solicitudes internacionales presentadas en el marco del Tratado de Cooperación de Patentes, el 2017, el Perú presentó 33 solicitudes, mientras que México, Colombia y Chile 270, 143 y 67, respectivamente.  

Según el Reporte de Estadísticas Institucionales del Indecopi del año 2017, esta entidad recibió 1.219 solicitudes y otorgó 510 patentes. De las 355 solicitudes presentadas el 2017 por nacionales, 234 corresponden a inventores independientes; 72, a universidades y centros de investigación; y solo 49, a empresas[2]. Este 65% de solicitudes de inventores independientes indica que el ingenio peruano no es un mito, pero sigue siendo un recurso aprovechado a pequeña escala.

A inicios de febrero de este año Indecopi informó que, por séptimo año consecutivo, la UNI ocupó el primer lugar entre las universidades o centros de investigación peruanos con mayor número de solicitudes de patentes de invención. La UNI presentó 10 solicitudes, principalmente en el campo agroindustrial y minero.

La última década, el Gobierno y la academia han realizado esfuerzos para mejorar el número de solicitudes presentadas. Por ejemplo, a través de fondos y programas de financiamiento, concursos, charlas y capacitaciones. Recientemente, con la consulta nacional sobre la Política Nacional de Propiedad Intelectual del Perú (PNPI), se ratificó la decisión de seguir invirtiendo en la creación, protección, gestión y uso de la propiedad intelectual -y del sistema de patentes- como elemento generador de riqueza en los distintos niveles de nuestra sociedad.

De quien se oye poco es de la empresa privada. Esto, a pesar de que, por Ley 30309, las empresas que desarrollen proyectos de investigación o innovación tecnológica pueden acceder a beneficios tributarios hasta por un monto de 1,335 UIT; y, obtener, además, el prestigio y reconocimiento a nivel mundial que otorga una política de promoción del desarrollo científico.

El reto es imperativo para la empresa. Que el ingenio peruano no parezca sólo un mito sino la oportunidad para lograr mayor rentabilidad y prestigio; dependerá en buena parte de cuánto esta quiera apostar por la investigación e innovación.