Lecciones sobre el éxito de la escuela Eton y la "madre tigre"
Lecciones sobre el éxito de la escuela Eton y la "madre tigre"
Redacción EC

Hace diez días mi esposo fue a una reunión en Eton College para los que se graduaron en 1974. Alrededor de 150 hombres se amontonaron en la capilla del siglo XV para cantar un breve "Celebra mi alma el Rey del Cielo" antes de sentarse a comer, beber y recordar viejas historias de trastadas estudiantiles mientras trataban de descifrar calladamente a quién le había ido mejor en los últimos 40 años.

Después hizo dos observaciones. La primera fue lo bien que todos lucían. Estos hombres, bendecidos por crianza, educación y dinero, todavía lucen, a los 57 y 58, fácilmente reconocibles por su semblanza a los años de adolescencia.

La segunda fue lo relativamente poco impresionante que habían resultado sus carreras. Con la excepción de un político de alto rango y un ex director de periódico, eran un grupo regular de abogados, inversionistas en propiedad y gestores de fondos, ricos según las normas nacionales, pero decepcionantes si uno considera cómo empezaron la vida. Llegaron a la escuela a los 13 años, inteligentes y mayormente de familias ricas, para pasar cinco años llevando frac y haciéndose miembros de una de las redes más elitistas del mundo. Sin embargo, ahí estaban, en su mejor momento, y no habían llegado a mucho. 

Su observación contradice la típica queja sobre Eton que es un club exclusivo de hombres que dirigen el país. Es verdad que hoy día existe una trinidad de exalumnos de Eton en el poder: el primer ministro, el alcalde de Londres y el arzobispo de  Canterbury . Pero son la excepción a una regla más sorprendente, que Eton es un club de hombres nacidos para grandes cosas, pero que cada vez más no consiguen lograr nada.

La semana pasada me tropecé con una respuesta al enigma de los exalumnos de Eton College de 1974. Se encuentra en el nuevo libro del momento, “The Triple Package” (El paquete triple), por la “madre tigre” Amy Chua y su esposo Jed Rubenfeld, que trata de explicar por qué a los judíos, los mormones y los chinos les va mucho mejor que a otros grupos en EE.UU. Ellos argumentan que se esto debe a tres cosas: un complejo de superioridad, inseguridad y el control de los impulsos. Ninguno de  ellos es beneficioso por sí mismo, es esencial tener los tres. Si uno tiene demasiada superioridad, no tiene incentivo para levantar un dedo. Si uno tiene demasiada inseguridad, las dudas lo paralizan a uno. Y sin control de los impulsos, o autodisciplina, es difícil seguir adelante con cualquier cosa. 

Si uno aplica el paquete triple a los etonianos, se ve enseguida lo que los detiene. Tienen superioridad de sobra. Pero están bajos de inseguridad, y tienen poco control de los impulsos, ya que la cultura depende de que cualquier logro parezca haber sido alcanzado sin esfuerzo alguno.

Chua y Rubenfeld no solo han contestado la pregunta que plantea Eton, han llegado a la mejor teoría universal sobre el éxito que yo he visto. Ellos intentaban aplicarla a los grupos, pero funciona aun mejor como explicación de por qué a algunas personas de la misma capa social les va mejor que a otras. 

Nunca he conocido a David Cameron. Pero sí conozco al arzobispo Justin Welby y al alcalde Boris Johnson lo suficiente para entrever que ninguno desconoce la inseguridad. Ambos también tienen la capacidad de trabajar como perros. 

El paquete triple ayuda a descifrar otras teorías sobre el éxito. Se nos dice interminablemente cómo muchos disléxicos y personas que han perdido un padre llegan a la cima. Ahora sabemos la razón: tales experiencias crean inseguridad. Ahora también sabemos que para que su privación pueda dar resultado, el disléxico huérfano también tiene que saber que él es grande, y estar preparado para hacer lo necesario para ser más grande aun. 
 
Un aspecto alentador de la teoría es que no tiene tiempo para la pasión, que nunca me ha parecido ni necesaria ni suficiente condición para realizar grandes logros. Ni tampoco hay mención de otros rasgos frecuentemente invocados, incluso el optimismo, la creación de contactos, la resistencia, o el aprendizaje durante toda la vida. De la teoría del paquete triple fluyen todos los otros rasgos, cuando se necesitan. 

Menos alentador es que explica por qué los triunfadores son rara vez buena gente. La gente superior es enajenante, la gente insegura es fatigante. Las personas que son ambas cosas son doblemente insoportables, especialmente cuando se toma en consideración lo mucho que disimulan para ocultar ambos rasgos. Y demasiada disciplina es un rasgo aburrido, ya que significa que es imposible convencerles que abandonen la faena y en vez de ello abran una botella de vino.

Aun así, como madre saco una pizca de consuelo del Triple  Package. El primer libro de Chua, “Battle Hymn of the Tiger Mother” (Himno de batalla de la madre tigre), perturbó a las madres liberales de todas partes, haciéndonos sentir inquietas sobre lo suave que éramos con nuestros hijos. Esta vez, me siento ligeramente exculpada. Seguramente cualquier cosa que yo haga para aumentar la superioridad de mis hijos disminuirá su sentido de insuficiencia. Mientras que si trato de hacerles sentirse inseguros, arriesgo a dañar su superioridad. Así que la lección que saco es: hay que seguir adelante a tropezones, exactamente igual que antes.