Asbanc: 60% de la población peruana pertenece a la clase media
Asbanc: 60% de la población peruana pertenece a la clase media
Redacción EC

Por: , director de empresas y ex gerente general de Alicorp.

Creo que todos aceptamos, en mayor o menor medida, que la sociedad peruana cambió en los últimos 20 años en forma dramática. No estoy tan seguro, más bien, que todos seamos conscientes de lo que este cambio significa para la vida económica, social y política de este país.

Hace un poco más de 15 años veía cómo el consumidor se hacía cada vez más selectivo, más educado, más exigente en el momento de elegir su compra. El precio dejaba de ser el único factor, pues el consumidor incorporaba en su proceso de decisión otras consideraciones: la calidad del producto, el empaque, el contenido y, sobre todo, la satisfacción al momento de consumirlo. Eso lo podía hacer porque tenía un mayor ingreso y porque tenía mejor educación y mayor capacidad para elegir y, en especial, para exigir.

Podíamos concluir entonces que lo que teníamos era un consumidor más rico, con mayor capacidad de gasto y quedarnos haciendo el análisis en ese nivel. En verdad, lo que empezamos a tener era la expresión de un nuevo exponente de una nueva clase social, la . Era la expresión mágica de una nueva sociedad en el Perú.

Entender este concepto es la diferencia. A la clase media solemos identificarla hoy poniéndole un límite al ingreso familiar y, a partir de ello, empezamos a incluirla en nuestras estadísticas. Pero una clase media creciente es mucho más que eso. Considero que es la transformación histórica más importante que ha tenido la sociedad peruana. Esta ha venido transformándose sin que nadie se lo propusiera, solo como consecuencia del crecimiento y del desarrollo económico, de la inversión privada, fuese esta peruana o extranjera, y de la inversión pública.

Hemos sido esencialmente un país sin clase media y, con ello, explicamos el atraso, la informalidad, la fragilidad de la democracia y la debilidad de nuestras instituciones. Hoy, el 65% de nuestra sociedad se considera de clase media. Probablemente esta todavía se halla en proceso de consolidarse, pero es en esencia clase media, con sus propios valores, con el respeto al sentido de propiedad y con un nivel de educación que hace 25 años no podíamos imaginar.

¿Qué significa tener una clase media sólida para un país que nunca la tuvo y al que hoy le es difícil comprenderla? Entendiéndola podríamos entender mejor nuestro futuro. Los empresarios deberemos innovar para satisfacer las exigencias del nuevo consumidor. La función pública estará en mejores manos, con capacidad profesional. Estas generaciones conformarán la nueva clase política y tendrán  la responsabilidad de legislar desde el Congreso como corresponde.

Es esa nueva conformación la que empezará a brindar la solidez que requieren nuestras instituciones. Para ello, necesitamos seguir creciendo, que la inversión privada siga siendo el motor de la economía y que tengamos un Estado que esté responsablemente preocupado por el bien social.

Por eso es que en este proceso electoral el dinero no termina convenciendo y las promesas puramente populistas solo logran calar en los menos.

Hoy tenemos la incorporación de una juventud que no existía y de un elector que, al igual que ese consumidor que conocí hace más de 15 años, viene dotado con una capacidad de análisis que antes no tenía. Incorpora en su proceso de decisión otras consideraciones: la calidad del candidato, la empatía por el mismo, el contenido de sus programas y, fundamentalmente, la satisfacción que le daría si es elegido. Esto lo puede hacer porque es un ciudadano de un mejor nivel de ingreso, mejor educación, que se siente con el derecho consciente de su condición social, con mayor capacidad de elegir pero, por sobre todo, para exigir.

En verdad, ¿nos damos cuenta de que es así?