(Foto: Archivo)
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En 1941, el escritor austríaco de origen judío Stefan Zweig y su esposa se establecieron en , para alejarse de los horrores de la .

Ahí escribió su libro “Brasil, país de futuro”. Tal vez si hubiera radicado en Argentina, que visitó en 1936, el título habría sido ligeramente diferente y contaría con el agregado “Y siempre lo será”.



Desde fines del siglo XIX, se convirtió en un país atractivo para la inversión extranjera. Esto se reflejó en que, según el censo de 1909, más de 45% de la población de la capital tenía nacionalidad extranjera.

Las vías férreas tendidas desde la pampa hacia Buenos Aires, salida de las exportaciones (principalmente materias primas y alimentos de origen agrícola, demandados por la industrializada Europa), impulsaron la infraestructura y la urbanización del país. Así, a inicios del siglo XX, Argentina era uno de los países más ricos del mundo.

En 1908, su PBI per cápita equivalía en términos reales a 80% del de EE.UU. El metro (subte) de Buenos Aires se inauguró en 1913, mientras que el de Madrid en 1919. El segundo de América Latina, el de Ciudad de México, esperó hasta 1969 para ser inaugurado.

Pero, ahora la producción por habitante de Argentina representa un tercio de la de EE.UU. ¿Qué pasó? Consecuencia del rechazo a los gobiernos militares, la expansión de la clase obrera y un discurso nacionalista (combinados en proporciones que dependen del analista), la primera elección de Juan Domingo Perón, en 1946, sugiere un punto de quiebre.

Según sus partidarios, el legado de Perón incluye la conquista de , el voto femenino, la nacionalización de empresas estratégicas y la ampliación de la clase media argentina. Para sus críticos, el peronismo es sinónimo de caudillismo, culto a la personalidad del líder, retraso económico y clientelismo.

No es fácil realizar un balance de quien 45 años después de fallecido sigue influyendo en un país; menos lo es realizar reformas promercado en un contexto polarizado.

Argentina llegó así a las elecciones primarias del domingo 11, un adelanto de la disputa entre el presidente y el peronista Fernández (acompañado de la señora Fernández). El gobierno está desgastado, pero el temor del mercado a esta última opción se ha hecho notar.

La de Argentina es una historia decepcionante. Pero no debemos perder de vista que si bien nuestro PBI per cápita ha repuntado recientemente, y ya no es la cuarta parte del de Argentina como lo fue hace más de 100 años, sigue siendo 30% inferior al de dicho país. Eso ilustra el tiempo que perdimos y seguimos perdiendo.