(Foto: Escuela Europea de Management)
(Foto: Escuela Europea de Management)
Inés Temple

Hace poco me invitaron a realizar una presentación sobre mi carrera “paralela”, aquella que he desarrollado apoyando a organizaciones sin fines de lucro y asociaciones civiles. Querían saber por qué les he dedicado tanto tiempo y energía, si realmente ha valido la pena el esfuerzo y si justifica involucrarse, sobre todo, cuando uno tiene que cumplir un trabajo a tiempo completo.

Haciendo un recuento de lo hecho –ayudé a fundar algunas, he participado y participo como miembro del directorio de muchas y he sido presidente de tres–, pude traer a valor presente todo lo que a mí me ha dado el hecho de “dar”. Comparto algunos:

1. Antes que nada, pocas cosas se comparan con la inmensa satisfacción personal que trae participar en actividades que ayudan a muchos de mil maneras diferentes.

2. Es muy inspirador vivir la posibilidad de dejar un legado de valor y poder influir o impactar positivamente en organizaciones de ayuda y en la vida de personas quienes tanto necesitan.

3. Aprendes a liderar o moverte en otros entornos, a resolver creativamente otros tipos de problemas, a presentar, a negociar con retos diferentes, todo lo que enriquece nuestro perfil y nuestra experiencia profesional y de vida.

4. Logras actuar y hacerte cargo, no permaneces pasivo o indiferente esperando que los demás “hagan algo” por los desafíos comunes.

5. Aprendes de otras realidades, ideas y perspectivas que te abren la mente y la expanden rápidamente. Conoces maneras diferentes de encarar la vida y sus retos, lo que te ayuda a restablecer prioridades y valorar más lo que tienes y conoces.

6. Conoces personas muy valiosas, admirables y diversas, que ayudan y se dedican a los demás. Conectas con líderes extraordinarios que de otra manera jamás conocerías y ves su dimensión humana, la que no siempre muestran en su trabajo “regular”.

7. Vives valores como la coherencia, generosidad, solidaridad, bondad, lealtad, entrega y responsabilidad social.

8. Cambias de aire, sales de tu entorno habitual, vives experiencias que te enriquecen, evitas la rutina y te sientes más vivo y más despierto.

9. Aprendes a conectar con ideas muy diferentes. Estás expuesto a vivencias retadoras que fortalecen el espíritu y desarrollan el carácter.

10. Pones en perspectiva tus propios problemas y realidades y terminas muy agradecido con las oportunidades que tuviste y las que tienes.

11. Lideras con el ejemplo e inspiras a tus colegas a participar y desarrollar su vocación de servicio. Las personas buenas aprecian a quienes dan de sí por los demás. Te generas credibilidad con ellos, te ganas su respeto y das valor a tu marca personal.

Como saben bien los muchos involucrados en toda clase de organizaciones civiles y de ayuda, son muchas las recompensas que trae servir a otros, a causas mayores y, sobre todo, al país. Todos, desde la posición y el momento de vida que estemos, podemos ayudar, servir e involucrarnos. Son experiencias muy positivas por donde se las mire.