Diego Marrero

Todo parece indicar que la inflación llegó con fuerza y llegó para quedarse. A continuación, las principales razones se podrían explicar su permanencia:

En primer lugar, luego de las extendidas cuarentenas y la inmensa cantidad de dinero que se inyectó en la economía global producto del COVID, la recuperación se dio; pero ahora estamos sufriendo las graves secuelas económicas que esta pandemia dejó. Por un lado, el cierre forzado de las economías y del comercio global demostraron lo frágil que era la cadena productiva global, y su fractura no sólo permanece, sino además no se ve una solución en el corto plazo. El ejemplo más claro es el de los semiconductores. Aún con toda la millonaria inversión que se está haciendo en desarrollo, los grandes productores de semiconductores no han sido capaces de satisfacer la demanda, y con ello arrastra la subproducción de muchos componentes electrónicos, automóviles, etc.

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En segundo lugar, está la tremenda subinversión a nivel global en energías fósiles y en minería. Por un lado, la tendencia global de implementar a toda costa energía renovable generó un desvió de recursos desde la industria de exploración petrolera hacia el desarrollo de energías limpias como energía solar o eólica, las cuales hasta el momento no ha dado los resultados esperados. Ello ha significado una fuerte disminución en la oferta de petróleo que luego de la recuperación de la demanda ha generado un desbalance energético y por ende una fuerte subida en el precio.

Por último, la invasión de Rusia a Ucrania y las consecuentes sanciones económicas impuestas por los países miembros de la OTAN han agravado aún más el espiral inflacionario. El precio de los ‘commodities’ de energía, minería y alimentos han acelerado enormemente su subida. Por ejemplo, el petróleo y el trigo han subido 50% en lo que va del año. En este caso, también es difícil pensar que ello se va a solucionar rápidamente, pues independientemente de qué tanto pueda durar el conflicto, gran parte del daño ya está hecho.

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La infraestructura ucraniana ha sufrido serios daños y al mismo tiempo gran parte de la mano de obra ha dejado el país. Con ello, la posible recuperación de la producción tomará aun bastante tiempo. Por el lado, de las sanciones, es difícil pensar que ellas se levantarán pronto, y más bien deberíamos esperar es más restricciones en el comercio global, más escasez de muchos insumos claves para la cadena productiva global. Por ejemplo: entre Rusia y Ucrania, producen el 25% de la producción mundial de trigo; el 50% de la energía que consume Europa viene de Rusia; Rusia produce el 25% de ciertos insumos claves para la producción de fertilizantes; etc.

La FED ya anunció que a pesar de todo lo expuesto va a continuar con el retiro de estímulos monetarios, lo podría ser muy peligroso, pues no sólo no va a poder controlar la inflación, sino podría poner un freno importante al crecimiento económico y con ello, la economía podría caer en una estanflación.



Diego Marrero Gerente de inversiones de AFP Habitat