Japón y Perú promoverán el desarrollo sostenible en minería
Japón y Perú promoverán el desarrollo sostenible en minería
Marcel Ramírez La Torre

La actual preocupación de nuestras autoridades es si el PBI este año crecerá 3% o 4%. Se espera que ese crecimiento por mayor inversión pública y privada contribuya a revertir el aumento de pobreza y mejorar la recaudación fiscal.

¿Es una buena señal para los ciudadanos? ¿De qué depende que ese crecimiento se mantenga e incluso aumente? El Perú ha caído en cinco posiciones en el ránking global de competitividad del World Economic Forum (WEF). La competitividad refleja cuán diversificados son los motores de desarrollo de un país y qué tan especializada y compleja es su matriz productiva.

Con baja competitividad el crecimiento del Perú será solo eso y no se convertirá en desarrollo.

Justamente, respecto a la región, el WEF precisó que “el pobre desempeño de Latinoamérica y su falta de progreso para cerrar brechas frente a los países líderes se debe a la baja productividad, informalidad, escasa diversificación de las exportaciones, insuficientes mecanismos para crear empleo y financiamiento ante la creciente demanda de mejores bienes públicos”.

Esto aplica perfectamente al caso del Perú. Estas debilidades estructurales limitan la capacidad de acumulación de capital, innovación y desarrollo; brechas que nos mantienen en la trampa del ingreso medio.

Una agenda para mejorar la competitividad y la productividad debe tomar la forma de un pacto que comprometa simultáneamente al Estado, empresarios, academia y ciudadanos.

Teniendo la competitividad múltiples causas, su mejora exige máxima coordinación multisectorial y multinivel. Esto, a su vez, requiere de un diseño institucional que asegure el logro coordinado de metas, basado en un desempeño óptimo; es decir, eficaz, eficiente y oportuno.

No existe en la institucionalidad del Estado Peruano un responsable único de mejorar la competitividad, la productividad o reducir la informalidad. Una reforma institucional micro (recursos, métodos y procesos) es indispensable en este momento. Nunca alcanzaremos objetivos exigentes si es que nuestra institucionalidad no está orientada al logro de resultados. No es suficiente un presupuesto por resultados. Es tiempo que en la PCM se constituya un verdadero centro de gobierno. Mientras eso no suceda, la gobernanza del país estará lejos de la búsqueda del mejor desempeño público orientado al bienestar ciudadano.

Debe quedar claro que solo crecer no asegura mejores condiciones de vida a las próximas generaciones. Los únicos “ganadores” de “solo crecer” son las autoridades que pueden mostrar estadísticamente que su gobierno fue satisfactorio. Por ello, la rendición de cuentas de las autoridades debería medirse en cuánto ha contribuido al bienestar y condiciones de vida de las generaciones presentes y futuras. El vocabulario de nuestras autoridades debe erradicar el término ‘crecer’ y empezar a hablar de desarrollo, pues solo crecer es insuficiente para asegurar mayor bienestar a futuro.