Kuczynski y Zavala hubieran evitado llegar a la actual situación de entrampamiento político del gobierno y del Estado si es que comenzaban por hacer un firme deslinde del desbarajuste heredado de Humala. (Foto: Sepres)
Kuczynski y Zavala hubieran evitado llegar a la actual situación de entrampamiento político del gobierno y del Estado si es que comenzaban por hacer un firme deslinde del desbarajuste heredado de Humala. (Foto: Sepres)
Gonzalo Carranza

Las expectativas empresariales están al alza, existe consenso en que el gasto público impulsará la economía en los próximos meses, y los precios de los metales que produce el Perú están al alza, con señales tempranas de cierta reactivación de la inversión minera.

Los brotes verdes de la reactivación están a la vista, pero se los debe regar para que se conviertan en una recuperación sostenida, que contribuya decisivamente a la lucha contra la pobreza.

En este escenario, la ‘pax’ política entre el Congreso y el Ejecutivo es imprescindible, pero luce lejana. Para convencerse, basta ver las transmisiones del Congreso de la semana pasada, tanto en el debate sobre el presupuesto público del 2018 como en la interpelación a la aún ministra de Educación, Marilú Martens.

La incapacidad para el diálogo y el debate informado ya trasciende a la dicotomía fujimorismo-oficialismo. En el resto de bancadas, incluida la de Peruanos por el Kambio, abundan la ineptitud y escasea el mínimo respeto por los hechos y los datos.

Difícil discutir la asignación de recursos del Estado si los parlamentarios no tienen idea de en qué consisten las funciones y partidas con las que se construye el proyecto presupuestal. Imposible sacar lecciones y conclusiones de la huelga docente con un pliego interpelatorio plagado de lugares comunes (y faltas ortográficas) y con un debate donde la premisa irreductible es exigir la renuncia de la ministra.

Si esta es la situación con los temas del corto plazo más apremiante, ¿cómo llevar al plano político iniciativas de reformas indispensables para el mediano plazo, como la laboral, la tributaria o la de protección social?

Por mencionar a Fuerza Popular, dada su condición de mayoría parlamentaria absoluta, ¿cuánto más probable sería alcanzar acuerdos básicos para el desarrollo si los interlocutores no fueran sus vociferantes parlamentarios, sino aquellos técnicos solventes que elaboraron su plan de gobierno?

Entre Fernando Zavala y Elmer Cuba o entre Marilú Martens y María Isabel León seguramente existen discrepancias de fondo muy difíciles de resolver. Pero también espacios de coincidencia en los que, juntos, podrían echarle ese poco de agua que los brotes verdes que vemos hoy necesitan para, al menos, sobrevivir.

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