Japón defiende criticada política de tasa de interés negativa
Japón defiende criticada política de tasa de interés negativa
Redacción EC

Por: Gonzalo Álvarez del Villar Laghi, CFA, CEO de Tera Advisors

Las acciones de los bancos centrales de los países desarrollados han creado un gran viento a favor para la renta variable, pero este tiene repercusiones importantes para la . En concreto, se ha creado un contexto de tasas excepcional y artificialmente bajas. Más del 35% del Citibank World Government Bond Index, índice global de renta fija, cotiza a tasas de interés negativas, lo que reduce el universo de bonos soberanos elegibles para los programas de compra de activos de varios bancos centrales del mundo. El Banco Central Europeo se ha visto obligado a tomar cada vez más riesgo de duración (comprando bonos más largos) e incluso a meterse en arena movediza al incursionar en la compra de bonos corporativos. 

El apetito voraz de los bancos centrales por bonos con “aunque sea algo” de rendimiento lleva a que los demás inversionistas tengan que asumir cada vez más riesgo por un rendimiento cada vez menor. Dicen que la renta fija es la clase de activo más segura. Con las tasas de interés en los niveles donde están, ya no estoy tan seguro de ello. Y no soy el único.

El sentimiento de mercado hacia la renta variable no es para nada optimista. ¿Por qué siguen subiendo, entonces, los índices bursátiles? Por un lado está el dividend yield, es decir, la distribución de dividendos que recibe un accionista, que actualmente es mayor a la distribución por cupones que recibe un bonista. Esto puede ser cierto en mercados como el europeo o el estadounidense, pero invertir en acciones y no en bonos solo por ello ignora el hecho que la renta variable es mucho más volátil que la fija. 

Por otro lado, hay quienes mantienen inversiones en acciones y siguen incrementando su exposición a ellas simplemente porque creen que el contexto de tasas de interés bajas hace que el prospecto para la renta fija sea aun peor. Este razonamiento desafía la lógica de un inversionista racional. Invertir en renta variable porque es una alternativa menos mala que la renta fija es como creer que para estar bien vestido basta con usar la camisa menos manchada del cesto de ropa sucia. Así como hay camisas limpias en el clóset, también hay otras clases de activo fuera de la renta variable para quien no quiere estar invertido en bonos. Una de ellas es el ‘cash’. Aunque suene contradictorio, mantenerse en ‘cash’ es una decisión de inversión tan válida como cualquier otra. Y para aquellos que no quieran estar desinvertidos, están las inversiones alternativas. 

En todo caso, mi perspectiva hacia la renta variable es más optimista que la del mercado. Los resultados de utilidades corporativas del segundo trimestre han venido superando los pronósticos de los analistas y esto ha sido una razón de peso, aunque claramente ignorada por el mercado, para explicar la subida de los índices accionarios en julio. Contrariamente a lo sucedido en ciclos de reportes de resultados anteriores, en los que los que la utilidad aumentaba gracias a reducciones en costos, esta vez también hemos observado un incremento en el nivel de ventas. Más aun, en las conferencias telefónicas explicando sus resultados, los directivos de las empresas que conforman el índice S&P500 se han mostrado optimistas de cara al futuro. Muchos de ellos han minimizado el potencial impacto del ‘brexit’ en sus negocios y resaltan la resiliencia del mercado laboral que, en claro contraste con el mes anterior, mostró cifras extraordinarias.“Dicen que la renta fija es la clase de activo más segura. Con las tasas de interés en los niveles donde están, ya no estoy tan seguro de ello”.