Demuestran que para llegar a ser rico, la suerte es importante

(Bloomberg) - Robert Frank sobrevivió a un paro cardíaco súbito porque la casualidad quiso que cuando sufrió el paro, una ambulancia pasaba por ahí y le salvaron la vida. “Hoy estoy vivo por pura suerte”, dice Frank, de 71 años y profesor de economía en la Universidad de Cornell. Nueve años más tarde, Frank todavía le da vueltas al concepto de la suerte, y aplicado a su campo de la economía, lo ha llevado a un territorio peligroso: la riqueza y que causa que algunos se vuelvan ricos.

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Cuando hablamos de suerte y dinero en la misma oración, dice, debemos estar preparados para lidiar con una “ira desenfrenada”. La senadora de Estados Unidos por Massachusetts, Elizabeth Warren, y el presidente Barack Obama fueron ridiculizados por sugerir que los estadounidenses ricos deberían estar agradecidos por lo que el mandatario llamó “este increíble sistema estadounidense que tenemos que les ha permitido progresar”. Hasta referirse a los ricos como a “los más afortunados entre nosotros” –como hice yo hace unos meses– puede desencadenar algunas reacciones desequilibradas.

“Hay quienes simplemente no quieren escuchar que no lo hicieron todo por sí mismos”, dice Frank.

De modales suaves y reservado, no va a decirles a los ricos “tú no construiste eso”, como hizo Obama (y luego probablemente se arrepintió). El nuevo libro de Frank, “Success and Luck: Good Fortune and the Myth of Meritocracy” (“Éxito y suerte: la buena fortuna y el mito de la meritocracia”) es un estudio diplomático. Combina memoria e investigación académica y sostiene que todos nosotros –incluso los ricos– haríamos bien en reconocer la forma en que la suerte puede conducir al éxito.

Usted realmente construyó eso, en buena medida

En primer lugar, Frank quiere dejar claro que usted realmente construyó eso, en buena medida. Bill Gates, Warren Buffett o cualquier otra persona enormemente exitosa no fueron simplemente afortunados. “Está claro que, en su mayoría, los grandes ganadores del mercado son tanto muy talentosos como personas que trabajan duro”, escribe el autor.

De hecho, un prerrequisito del éxito en muchos campos podría ser un fuerte rechazo a creer en la suerte. La idea de “generar la propia suerte” es una gran motivación, en tanto nada puede matar mejor el impulso que creer que el juego está arreglado. La realidad, sin embargo, es que la suerte importa. Eso es difícil de ver en la propia vida cuando las cosas andan bien: Frank dice que es como correr con viento de cola, a diferencia de con viento de frente.

¿La gente como Gates ha logrado riqueza y fama sin esos golpes de suerte? Por supuesto que es posible. Pero la tesis de Frank es que nuestra economía está cambiando en formas que amplifican el rol de la suerte para hacer una diferencia.

Frank escribe:

“Ganar una competencia en la que participe gran cantidad de contendientes exige que prácticamente todo salga bien. Eso, a su vez, significa que aunque la suerte cuente en solo una parte trivial del desempeño completo, rara vez hay un ganador que no haya tenido, además, mucha suerte”.